20061118


Árboles y flores

Ninguna de las plantas se dio cuenta de que estaban en el camposanto empezando a maravillarme. Mi apego surgió primero con las dalias que estaban en el atrio de la iglesia, en medio de los cempasúchiles marchitos. Tratando de adornar las cruces de madera a medio pudrir, como para dejar escapar al viento sus olores, cual parte de viejos espíritus que se acaban con la tarde entre las ramas que escurren del pirul al tiempo que se juntan las dos puertas del atrio cuando las cierran para dejarme aquí dentro, las que siempre están envueltas de lado a lado por los gruesos muros de adobe hechos a fuerza de pisar el lodo como para no dejarte salir.

Y así se suspende el tiempo hasta el repique del amanecer, y yo me quedo habitando otra época, mientras veo cómo descansan los ramos sobre la tierra, acompañados por la ola de murmullos del viento desmenuzados en las últimas sombras de las esquinas, llenas de las ramas de buganbilia morada que todavía me recuerda el luto, entre las jacarandas secas del invierno rasguñando una pared con el viento para dejar caer un poco de barro, como recordándome que algún día estuve vivo.

Ojalá llueva esta la noche, para que se alegren las campanas de la torre en la mañana y el ocote no cruja en por la tarde. Para que cuando despierte la gente; me vea ahí, acurrucado junto a la puerta del campanario sin dejar de observar los ahuehuetes, donde pega menos fuerte el frío y puedo ver mi tumba para sentir quién me llora.

Y entonces, poco a poquito, pasará el tiempo hasta que me acostumbre a mi agujero, tan lleno de tierra, en que ya no es muy difícil imaginarme abajo, desapareciendo lentamente entre las raíces y que sólo está arreglado con esta cruz de caoba cada día más despintada, en la que ya no acierto ni a leer mi nombre.

14 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Bello texto, manuel. No pude adivinar que era un espíritu hasta que lo dijiste claramente, hacia el tercio del texto. Me ha gustado, está muy bien conseguido. Y ¿sabes? me apena que esté allá arriba en el campanario, tan solo...

Patricia 333 dijo...

Al igual que Isabel me da pena que este tan solo ...

Manuel gracias por tu visita espero que no sea la unica y poder tenerte entre todos mis amigos

Un abrazo fuerte

kasandra dijo...

Un poco lúgubre Manuel pero hermoso como siempre.

Besos :)

Anónimo dijo...

Vaya Vaya chevere encontrar un blog chido, si te animas entras a mi blog www.ridhorus.blogspot.com

Cursi yo??? dijo...

Te confieso algo???

Me da como no tienes una idea, muchisimo miedo la muerte¡¡¡

Y no tanto mi muerte... ya ke ni cuenta me voy a dar... me da muchisimo miedo el pensar ke la gente ke mas adoro en la vida ya no este conmigo¡¡¡

Se ke es una etapa la cual Todos vamos a pasar pero... uuuyy.... neta ke nomas de pensarlo ya se me puso la piel de gallina¡¡¡

Admiro tu valia para escribir practicamente lo ke pasaria en ese momento de tu vida¡¡¡

Kikos Manuel¡¡¡¡

Princess Consuela Banana Hammock dijo...

Sabes, hoy me di tiempo para leer un poco tu blog, no me había tomado ese tiempo, siempre ando apurada, y llego ya cansada del trabajo, realmente tienes un muy buen blog y me ha gustado lo que he leido, la verdad que no ha sido mucho, pero poco a poco ire leyendo, saludos y felicidades por el blog, me gustó...

Indio Cacama dijo...

El olor del cempasúchil...como que motiva a la tristeza , no sé , alguna vez escuché que hay cierta similitud entre el olor de la flor de cempasúchil y la carne en descomposición , cierto dejo dulzón ¿será?

Anónimo dijo...

No te anticipes tanto al tiempo, estimado Manuel. Dale tiempo y disfruta el momento, ya sabes.
Saludos.

Anónimo dijo...

Estimado visitante, curioso el tema del post. Pero bueno siempre es mejor enfrentarse con lo inevitable, pensar que estamos de paso. Eso relativiza muchos días negros. Un saludo desde la otra parte del charco.

Sofía Reyes dijo...

Qué triste,la certeza está de que nos vamos a morir. Me daría pánico ser un mediovivo como el de tu texto.

saludos!

Anónimo dijo...

Creí que te habías ido, pero veo que sigues aquí, aunque sea bajo tierra. Y estando aquí, te leo y me ofreces un hermoso texto que (por lo menos para mí) tiene ecos de mi escritor preferido. Esta tarde me vuelvo a releer por nosecuanta vez "El llano en llamas"...
Gracias por partida doble: por seguir aquí y por escribir así.

Viv. dijo...

Los jacarandás me traen un olor familiar, me retrotraen a mi infancia, a mi calle... El tiempo pasa con nosotros y esa conciencia de finitud nos hace disfrutar más estas horas de paso por la vida.

Besos, Manuel.

Aristóteles dijo...

(Aplausos)

¡Estupendo texto!

Yo creo que... Forma parte de las ironías de la vida ¿No? Espero que llueva pronto.

Se ve que te has pasado un buen 02 de Noviembre... Oye, igual y yo todavía no estoy muerto, ando de parranda... jajaja, xD ¡Ojala estuviera de parranda! La verdad es que he tenido demasiado trabajo.

Nos leemos el 03 de diciembre.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Pues vale, genial... ahora con tu permiso voy a seguir curiosenado en vuestro blog.

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