20101230

La cocina


No nos congrega ningún cortejo, solo es el festín descomunal en el que estamos en medio de una cocina inmensa para nuestras dos personas. Voltea hacia mí, sus aterradores ojos me acosan, azules y profundamente penetrantes, se me quedaron viendo fijamente y muerto de morir ahí quedé. De dejarme caer en el primer lugar, para verlos desde abajo para sentirme agobiado de su intensidad de señal de sacrificio y signo de lloro. A orillas del fogón y con los últimos reductos ¡Que vivan los héroes que preparan caldo de cordero para comilonas!, ahí, entre los rescoldos de carbón nos arrimábamos viendo a la diosa tierra parirse en la noche atizada por el viento de sus labios. Ahí me puso a aprender cosas de hablilla y corrillo que mi curiosidad ya intuía y mis caricias se desataron rezagados, después de los postres y los vinos cuando encontramos la especie filosofal. Fue fácil encauzarme en la facultad de dejarme ser mientras era en medio de los dos el fuego. Pero lo que yo intuya a ella no le importa, destrozar su reputación conmigo, ni hacerse de más adeptos al fogón. Se siente hueca y triste, escéptica y al mismo tiempo confiada en recorrer todo para definir la historia, no existe el mañana y ella lo sabe estando entre calderos y ollas. Un pastel puede ser ella recostada, extendida sobre su poltrona y adornada con su mandil mientras pasan las fiestas de guardar apaisada, conmigo. Así pues, la zafiedad, vulgar la lleva a mí cuando al principio siento miedo de irme mientras aún estoy aquí y simplemente permanezco como un cadáver en su cocina, sin hacer nada porque todas las mentiras tienen una verdad y yo me siento cansino. El silencio está envuelto en un miedo que se desvanece, me salve de caer y ahora lo recuerdo cuando me veo en el cristal y las grietas están solo en mí. ¡Cómo no dejarse llevar por ella! Ya abruma su figura, su voz, su peso, su sexo o su castidad. Pero yo la veo diferente, un atajo para acercarme. Dos botellas de güisqui y matamos un becerro, -Las copas son pal miedo-, me dijo. Y eso fue antes de sacar el postre que aún era solo un cielo a medio cocer que yo sabía mirar con ojos de esa gula ansiosa que no se ocultar. -¡Yo nunca tuve quien me guisara!, y ahora me dedico a sazonar- Y avanza firme, obscena, descompone su forma y ensalza su belleza mientras se enfrenta angustiada al camino, pisando fuertemente antes de entrar a la cocina, ¡la trinchera es el fogón!, avanza con su ejército de aromas contra mi humanidad. Y ella, al fin descubre quien está más desolado o que angustia pesa más en los hombros y mis aplausos disuenan entre los ruidos de sus cucharas que se acercan a confrontarme y se cotejan a la par de los míos. Que se quieren ir, huir, dejarse llevar lejos del bochorno que se enfrenta, ¡Dile que no me lleve! La flor de su secreto se deja ver en la noche única y solo la delata el leve aroma de su discreción, ¡Me quiere! Aunque ella solo diga que me desea ¡Por fortuna! y sienta que una enajenación mágica que llega a destemplarla en el rito agrario que es su vida apegada a la tierra recién abonada con los rescoldos de la estufa. Trepa se multiplica y está como receta para mis ojos cuando la mezcla resulta un perfume que no es pan ni vino, solo el olor del rescoldo o el reflejo de la lumbre en sus ojos que se impregna en las paredes como fina cochambre. Debía comer, las manos en los cubiertos y la escudilla como boca que me zampa mientras la devoro. En la que crecen plantas carnívoras con raíces que aprietan los cubiertos y dejan la morralla, Pero no se dejaba, escurridiza se ungió el cuerpo de aceite para no dejarse agarrar, está consagrada a sus ritos culinarios. Recordé y recordando me quedé porque siempre digo lo que no pienso aunque sé que nadie me cree y no sigo porque me regreso a buscar los ángeles bocabajo detrás de tantas recetas entre las que algunas ya no son y sus ingredientes ya no existen. Mientras ella andaba por ahí difunta y fingiendo que aún estaba viva al servicio de un tal vez y un dios satisfecho le dolía profundamente la falta de sazón. Es como un eco de sí misma rebotando, insolente, dentro de ella misma. Y hubo quien pensara que fueron las memorias las que estaban atizando el fuego. Separó la almohada de la cama y se la puso en la espalda, para levantarla. Casi húmedo, se sacudió el pelo que le cubría la cara como quien prepara el arma para la batalla. Y así es, digo, no sé. ¿Qué cenamos? ¡No lo supe!

¿C'est quoi être amoureux?

20101204

Fue desde ese día en que llego a mi casa, se posesionó del jardín:

-Está llenó de sol- dijo el chamán.

Pero con todo y todo empezó a platicarme de su sueño, el primer tercio sería verde, el segundo lleno de rosales que apenas sostendrían sus leves capullos y al final esa enredadera esplendorosa de vides que se dejaría caer sobre su propia sombra mientras me circunscribía la paz al corsario de su querer.

-Por ver abrir una rosa, no duermo-

Y es que siempre dijo que estaba ahí.

-Y no salgo porque sé que no está muerto, solo es un difunto que anda por ahí dando vueltas y estos son los lugares en que pisa el pasto sin dejar huella y lanza suspiros sin provocar llanto-

Traté de levantarme, pero me horroricé de solo imaginarme por encima.



De toda la vida me tiró a su capricho con el sol y ahí me dejó empecinado, al sereno toda la noche y a la fiesta de todos los días, como por buena traicionando mis deseos de descansar en paz. Ahora es cuando viene a sembrar y siento como se abre la tierra y cierra la llaga, cuando ya entraron todas las visiones y el nagual de mis raíces. Y me dejaron este pasmo, que me guarda de seguir hundiendo en espera de convertirme en otra cosa. Y por eso, siempre guardando la fe que tenía en mí, con todas sus hojas, flores y yerbas; desde entonces fui parte de su patio, del cuento y distracción. ¡Que no dé su discreción al bien supremo en que no se si permanecer aquí es premio o castigo! Vamos a sentir las veredas con nuestros guardadores para dejarnos llevar, estando solos los dos en este jardín que no llega a morada. Recordando cosas que ya son y quizás no fueron, si solo estoy en el limbo chapoteando, acabándome este cansancio errante. ¿En verdad pasaron? O solo es una penumbra que envuelve todo de a pocos y como bruma nos humedece. Porque los diálogos tan largos solo suceden y se suceden en los cuentos, en las que el edén siempre es de un verde que te apapacha los sentidos y te lleva a tumbarte en el centro del oasis.



Ya aquí no me gusta, los dueños de la tierra se quedaron ahí todos tiznados, ladinos, abandonados y aún vivos. Nomás esperando para recuperar su parcela, viéndose, tocándose como en nido de lombrices, toditas bien ásperas y fragosas.

20101127

Se pocas cosas, es verdad, pero bien sé que aquella fue una tarde soleada en la que todo lo que habíamos planeado se quedó sin sustento, y así ocurrió: Es viernes y está soleado, más de un año ha transcurrido en esto y ahora no sabía qué hacer para terminarla, estaba paseando en la ciudad, en el radio del auto sonaba la voz metálica e insidiosa de un periodista que daba el reporte del tráfico y decidió encaminarse, muy a su pesar y de malas a “donde siempre”, si, a ese “ahí nos vemos, donde siempre”. Y para colmo, un semáforo en rojo frente a su auto quería indicar algo más que solo no dejarla pasar, puso música y esperó. Estaba detenida, molesta, entre el cartel que sellaba el inicio de la hilera y sus principios, “Prohibido el paso” era algo que siempre le enojaba, quería dejar la fila pero no se atrevía a tener que empezarla de nuevo y volver a dar una vuelta más con el auto.

Uno no pide mucho algunos días, se conforma con estar, ser y permanecer. Se dio cuenta, que en el fondo, no deseaba encontrar lo que buscaba. Y ahora, un carro blanco se adelantaba, rebasando por la izquierda. Más lustroso que lo fructífero que podía ser el rebase, se dejó venir entre el tráfico tratando de ganarle el paso. Y ella, se sintió hecha de la misma materia que su auto, aceleró y le obstruyó el paso tersamente, como mentada de madre en ayunas.

Acelera y toma aliento, siente que estar ahí, parada, le resta vida. Sabía que los demás la veían dentro de su vehículo del año como una ganadora y era su carta de presentación la velocidad o quizás solo la temeridad rayando en imprudencia para verse despercudida y libre. El auto era algo más, su cómplice, dentro de la cajuela estaba yo, mejor dicho, todos mis recuerdos en una pequeña caja disimulada en la cajuela. A eso me limitaba, a un montón de recuerdos en un cartón escondido atrás del auto. Y desde la seguridad del asiento delantero ella no se podía permitir hacer ninguna tontería a riesgo de descubrirse como la frágil mujer que era.

-Perdón, bien sé que mi vida está impregnada por siglos de la ficción de todo lo que lee, por años de vivencias que se dejan caer en las mañanas en un absurdo que es totalmente mío en que vivo desde que te conocí. ¡Por favor no me dejes!- Se dijo a sí misma en tono de sátira y se dejó caer en el acelerador para chorrearse historias toda la tarde, para tener un recuerdo. El argumento se había agotado y era subversivo antes que la tarde hundiera su tiempo y aún no había llegado a la cita. Porque mientras más se, mas desconcertado estoy, sé que ella me puede traicionar pero su cuerpo no, es mío y me pertenece y estoy guardado para ella.

Se froto la cara y pensó que si de noche no se ve ni a sí misma y a obscuras ¿quién siente?, ¿cómo pedirle un final feliz a la infidelidad? Supuso que mientras más cercana, más vive en ella y no es cierto, que el tiempo no lo alivia y el sol la alancea, solo lo cubre las palabras porque si yo nunca las oí y tú nunca las volverás a decir, ¿Cuál es el problema? ¡ser carnívora! Y se siente apuñalada por ella misma.

Si siento que algo se extravió dentro de mí y no lo encuentro, probablemente esté en mi costado izquierdo, ese que es impredecible. Es un sí o no, que cuesta decidir sin saber si me lo dice o me lo cuenta, porque estoy en un mar sin agua de orillas sin arena ni riscos y me propongo nadarlo todo, hasta encontrar el olor de la mitad de tu cuerpo.

Mi mente es el almacén de un cuento en el que pasare el resto del futuro, que la buscaba como se va tras las huerfanitas en la juventud. Y es así, rara vez coinciden las emociones que caen sobre mí con lo que siento un día después, sobre todo si ese día llega el Beaujolais nouveau con su color a tus ojos, para llevarme de mis dedos a tus pecas insufribles, y de regreso. Siempre en la noches que aún me saben a perfume, mientras despierto adormilado y me pides distancia.

Eso sí, bien escamado, cuando sentía como pasabas por el zaguán de mi alma. Y como me pregunto ¡porqué te niegas a ser tocada! y tu existencia se reduce a dar explicaciones sobre la sombra de este verano que se acaba en un “Ya no”.

Haz crecer tu ego… pero no, solo tomé un tren y dejé que me envolviera su ruido mientras trataba de adivinar si podía dormir, ¿Por qué siempre me toca tomarlos de noche? Y al día siguiente sentirme en un lugar nuevo en que me siento mortalmente herido en la celebración después de pasar de la frontera, de los nómadas a los sitios fijos por un par de días. Aquí yo mando, es la hora de bajarse y empezar a hilvanar el día. El viaje no es lo importante, lo es la fragilidad de quien lo efectúa, o el enamoramiento que se fragmenta entre varios recorridos.

-Envuelve los pétalos y no los lastimes, ya los arrancaste uno a uno, uno a uno…- Repitió varias veces el -uno a uno- y después se desnudó por dentro y por fuera ¡Ya no puedo ser un espectador! No quiero quedarme ahí esperando que algo suceda porque eres terrible y rehecha en cada nueva experiencia. Fue una agonía inútil, entre sigilos en que al fin llegar, para encontrarla holgando entre las dos sillas que se sostenían precariamente y con una taza de rocío en equilibrio sobre su vientre -Nomás no me dejes caer al final, aguántame- Tomó aire y trató de decir algo, pero solo sería reflejo de lo que no sería. O quizás algo peor, solía desaparecer por temporadas pero esta vez no volvió, la cuenta regresiva que llevaba tan meticulosa en su agenda se perdió ese día. Somos inversa y desproporcionadamente iguales… ¿Pero complementarios? Al final es fácil morir por ti… ¿Pero vivir contigo? Fingiendo que buscas tu género y solo anhelando un poco de apego a algo que no es, ni será.

La empecé a recorrer entre sus equilibrios y mis traspiés, centímetro a centímetro se dio al fuego. Más le aunque, ella era solo una herida inteligente que se abre cuando no la ves y se cierra sobre ti para asimilarte cuando te apareces. Es su manera y forma de evitar sospechas, de quien sabe que oculta algo. Antes se derretía y se dejaba querer, después ella mandaba en arrebatos, por los que entre cada siete olas venia un jolgorio explosivo que me remataba cuando intercambiábamos una sola exhalación. Simplemente ya no era mía. Quien como yo que se oculta en llagas y no sabe de raza que cede. Aun padezco las secuelas, nací de parto natural, pero sé que las cosas no siempre son fáciles. Presiento que moriré con quien mueve estos dedos y con miedo a reconocerme en sus ojos, tan frescos como una cuba libre y no un tempranillo, -¿Es adulterio hacer el amor con tu mejor amiga?- no pero un día te levantas, sales a la calle y descubres que nadie voltea a verte, pero ese no es mi secreto, es el suyo y después de tanto probar decide que le gusta y deja de ser una turista en mi cuerpo.

-Vuelve a colocar la tapa sobre mi… que se oyen pasos venir, ya viene el verano y la lluvia, y necesito permanecer vacía-

-Cuentas conmigo-

-Yo soy mi dueña y el cuchillo de mi conciencia- y volvió a sonreír con una mueca hueca que enseño su razón de arrepentida.

Y ella siempre estaba muy consciente de eso que se negaba a recordar y de muchas cosas más que prefería olvidar antes que hacerles frente.

-Es guapa-, pensé, pero eso solo vale por un deseo. El antes y después llenos de viejas súplicas, la suma de su cuerpo era el absurdo de los placeres, desperdiciados dentro de esa ropa tan entallada y zapatos hechos a la medida (cuatro pares que siempre llevaba consigo, junto a mí en la cajuela). Dejó de jadear y me cambió por un adiós, ya no tenía sentido estar ahí. Tomó las llaves de su auto abrió la cajuela y depositó un último recuerdo en mi caja. Se dirigió a ninguna parte. Era una tarde soleada como para dejarla pasar desaprovechada, tomó el teléfono y le marcó… mientras, manejaba haciendo una cita con su alguien nuevo. Ese que ya tenía su caja, aun vacía en la cajuela, esperando las ofrendas a la diosa. Abrió la ventana para encender un cigarrillo mientras aceleraba, y sintió que el aire caliente, pegándose en su rostro, se llevaba algo como lágrimas que le escurrían en las mejillas y apreció el olor a cítricos de los campos. Fue demasiado tarde, no supo si disfrutar el olor del campo, el del cigarro o la curva cerrada que se acercaba. El sol le había cegado al encontrarse de frente con sus rayos al tomar la curva… y el barranco no le perdonó el descuido, el accidente fue un golpe que le endilgo la fatalidad. Y ella, que siempre envidió ser mortal, ahí quedó. Ahora si conseguiría la eternidad en el recuerdo.

Quisiera no acordarme tanto del olor de las mandarinas en diciembre y salir de este rincón buscando aplausos y reconocimiento, pero no es así. Aquí estoy dejando pasar la vida, pensando en los árboles que pasan en la carretera, que me lleva de regreso de recordarla y solo pienso, -Pues qué remedio- Y con eso me quedaría en su boca y mente mientras veía pasar mi turno y desestimaba la impostura de aquel que estaba atrás, pues no era el encajuelado. Ese siempre era yo, dando vueltas en su baúl, en una ficción súbita, pensando un calificativo que nunca tuve y olvidado en un basurero a la intemperie en el que está prohibido entrar y negado salir.

20101105

Noviembre y sus fiestas:

Ya había notado que cada día eran menos, antes y después sentí como los apegos se habían quedado regados por el camino, poco a poco habían abandonado las querencias y se habían refugiado en cariños que ya no valían nada y que solo recorrían la vía. Y este día estaba más torcido que lo que se esperaba para un lunes sin quehacer. Así, sin previo aviso y de a poquitos, sin hacer ningún extraño o toser, simplemente se paró, como si lo hubiesen apagado de golpe.

Y así, como quien no quiere la cosa me quede en la nada de no salir y casi no ser. Muriendo hasta vivir del calor propio de la casa, que para el sábado amaneció con escalofríos y un dolor insoportable que consumía, desde ese día me había refugiado en las cálidas sombras de las cobijas. Pero ahora una perpetua noche me perseguía, esa perenne molestia de no saber qué hora transcurría o hasta cuando el sol se desprendería de sus satélites. Y ella de su última insólita e increíble lágrima hasta cuando el tiempo dejó de tener razón, cuando vio su INRI al levantar la vista y solo ora por sanar a los demás, mientras veía a una mujer que se deja venir, que se abre para recibirme severa e impredecible y yo sin querer salir, oyendo los perros aullar a lo lejos y bien cercanos.

Soy de esos que no les gusta creer, que se duermen esperando y no les queda tiempo para matarse porque tienen mucho que hacer y por desvivirse. Soy un niño que se hizo viejo y ahí se enconcho con la burdelera mientras pastoreaba semillas para sembrar cataclismos lejos de la mano de Dios y enganchado en la obcecación con tanta la tranquilidad en que se veía una sola línea que cada vez se acercaba más de lo necesario, o quizás en lo adecuado de la calma en que se escondía la tormenta. Había sido amante de mis soledades cuando no había de otra y me dejaba querer, cuando ahora solo es compañía y buena plática. Recordé su enorme sexo cuando se abrió, estaba roto por dentro, había cambiado la mano por ella y ya no era de noche. Era el caso del que apagaba la luz para comer y que nadie le dijera tragón y solo saldría de ahí hasta que la tranquilidad de ya no estar fuera suficiente, pero no, regresó y estaba seguro que era en vano, que tantos afanes tendrían solo respuesta más tarde, sabía que escribir es fácil cuando llega la hora. Yo entro justo cuando la viga del techo se desprende y ya está lívida del espanto.

-No solo has hecho una novela, me has transportado en ella a acompañarte- lo decía mientras me miraba intensamente y ponía su mejor cara, la de antes, la de cuando casi nadie se atrevía a visitar su concha.
-¿Y qué pretendes?- pasión o afecto

Pensé que el final iba a ser dormir en una silla para esperar una conexión de una línea que solo regresa sin ir a ningún lado. No se lo deseo a nadie, el saber que vienes pero ignorar de donde regresas. Abrió la puerta y sintió un golpe de aire y luz en la cara y solo pensó en darle sentido al cumulo de sensaciones que me recorría, en asignarle un lugar a la experiencia y clasificarla entre el antes y después. Cada cosa tenía sentido ahora, era un alma ausente, lejana a todo y descuartizada (¿Se puede disgregar un alma?).

Primero tengo que contar esto: Se tiene lo que se tiene, tras esa mirada indolente y esos destellos de ira en su sonrisa que se explican en el movimiento de sus dedos tamborileando en su antebrazo al ritmo de una yegua al paso que me hacen sentir un intruso indolente viendo su muslamen y sintiéndose metido entre sus costillas.

Para algunos, es solo el enredo de las quimeras en que el tiempo no existe y engañar es olvidar a un pasado que arruina un presente en que el gusto es mío, limpio mis manos y limpio mis chamagosos dedos, uno a uno, para dejar constancia en la toalla que solo hay agua en ellos y los miro desenfadado y tranquilo, todo en mi está limpio. Salgo y me quedo observando, la gente pasa y yo ciego de tanto verla; cada quien cargando sus muertos, no los veo pasar, no los conozco. Estoy hipnotizado por la luz. Mientras, el mal de amores se ahoga en el mar de humores en que siento que alguien me dicta una sola línea que es toda una vida, que no soy yo quien escribe y a más, no puede tener un final feliz, quizás ni siquiera un final aplaudible o sincero, solo el desamor. Y cualquier cosa desde romper en llanto o reír la acusa de inexperta.

Después sonó un cohete y las ramas de los árboles que ven a mi ventana se sacudieron mientras las urracas lo abandonaban para quedarse en una quietud inaudita mientras la tarde terminaba de caer, era la ventana de junto y el primer silencio de la tarde de ayer, era feria en algún lugar cercano. Y salimos, ella por delante y yo… cerré la puerta ya sin prisas para dejarla irse. Detrás de cada cuento está un crimen de envidia sin compartir entre fiestas y jardines. La vida es corta y pasa rápido, a menos que sea una tarde de domingo que no termina. Y después, una oración fúnebre porque para entrar al cielo solo hay dos puertas validas, la de los fervorosos y la de los ingenuos. Esas, en que se comercia con tinieblas y se paga con sentencias que nadie quiere escuchar porque solo pagan infortunios y debilidades.

¡Y ahora qué más da, si los recuerdos siempre son ficción!, Si la ilusión del sexo es mejor que este, si solo pongo cara de estar en una banca de parque esperando, pero sé que me encuentro cercano, en el kiosco del jardín, y veo muchos insectos muertos sobre una banca que no me permiten sentarme para esconder mi miedo, que digo, de ese terror íntimo. Y si pasaste, no lo recuerdo, en verdad, lo dijiste todo sin decir nada y las palabras se materializaron y empezaron a pesarme como una angustia de lunes en la cama. Solo estaba entretenido, jame que jame, lame que lame, lo que quedó de nuestro afecto. Sentado en el borde de la cama para poder después ponerme a rumiar que solo cuando fallo doy en el blanco y el premio… se va al sumidero, lleno de ideas inconcretas e imposturas que sí son. Al fin, alguien muy normal se queda en mí, muy dentro. Estíticamente aplaudido y desgarrado camina, devorando palabras, quitándoles el tuétano y escupiendo razones para no ser, y va dejando marcas que se quedan manchando el piso donde caen para ahí quedarse acechando a quien pase y las pise.

Deseaba no decir nada para no contaminar, ni siquiera pensar en agotar culpas para despilfarrar el cariño que se encuentra cuando se deja de buscar. Se va, tambaleándose mientras avanza por calles cada vez más anchas en donde sus huellas se pierden fácilmente dejando pasar el tiempo para seguirla y por un vedado instante disfrutarla más cerca, ceñirla con pensamientos que lo exponen y no pueden ser, como imponer el respeto a algo que ya no es. Caminar como yendo de fiesta en día de muertos, perseguido por todos sus perros, para cubrir con sus aúllos los silencios del fuego obscuro que consume la noche mientras se vuelve fría y sola. Inclina la cabeza, apenan se nota que evade la soledad de la calle y piensa a que se refiere cuando habla de huir, de dejarse ir, de acobardarse y dejarse llevar por su instinto. Abandonarse por una serie de errores que se encajonan a sí mismos. Y al fin, en sucesiones entre el miedo y dudas que solo en la almohada resuelven su destino cuando siente que la vida le habla al oído. Pero en fin ¿A quién le va a importar si fue un chantaje o una traición de un malqueriente? que sobrevive agravios desde la fosa que los guarda sin saber quién manda o en que chamizo se esconden. Todo esto ante un Dios renuente que nos descobija al grito de “solo hay que atreverse”.

Una mañana de noviembre, el tiempo y yo seguimos ahí apostados, yo perdiéndolo y el ganándome mientras sucede y ella tan contenta en su cuerpo que pasa deleitoso frente a mí, aunque ella se defina como triste. Para eso estoy aquí, abro la ventana, el sol queda enfrente y ahí está, porque todos somos el mismo ¿Y este aire de dónde viene? Las caricias soñadas, son como un beso sin viento que se desliza en la nada de una soledad demasiada callada, soñada para estar vacía. Caricias imaginadas que se quedan vacías, solas, arrancadas de cuajo y desterradas sin poder medir el tiempo. Roces ultimados de diferentes cuerpos, que sin lloro ni risa agonizan en un paraíso que sucumbe de aburrición de entre las nubes que esperan para trastornarse en una sola gota. Pero ese esbozo solo ésta en lo que idealizo, la verdad pasa de lado, te cruzas con ella y esperas que regresen sin prisas como la sagrada espuma del mar al romper con la intuición de que era real. Prohibiendo los gustos y castigando las satisfacciones, ¡Caos! Indivisiblemente es algo rencoroso y malo. Se me queda viendo, me observa detenidamente y toma el tiempo en que reacciono, para dejarse caer con todo el peso en una estocada mágica y a ritmo de los siseos de su silencio de si o no, en una cornada limpia de atroz silencio.

A escaldarse con leche y batir huevos, antes de que las cucharas de palo se dejen caer sobre el hervor que sube del cementerio y envuelve la arboleda mientras hablan con la voz de Dios que regresa simbólica desde una resurrección que se deja venir en hebras y de a poquitos, me llenan de mierda. Primero viene un olor a dulce muerte y después se descompone en azucares y alcoholes se van fermentando en podredumbre en las afueras del pueblo, amarrados como amantes celosos a las nubes que ya no caen y se van prontas hacia el horizonte con las rodillas sangrando entre los cerros con rallas rojas y rayos blancos, esos cabrones que siempre truenan y me levantan. Y nos va, se nos va el tiempo sin paralelo y en esdrújulas que acaba al final ¿Sabes qué?; Y en silencio se quedó parada, esperando para que, despacio, me alcanzaran las tentaciones, porque, no sé por qué.

Pringado de ese desdén genético que la hace voluble y cosquilluda en que decide perder infinitamente y para siempre lo que tenía que hacer y solo se acompaña de aullidos y sombras, rompiendo lozas para dejar pasar los cuervos a su mítica vitalidad, porque si había un reloj al principio esto tiene que tratar del tiempo en el inri con una levedad tan inocua que parece fingida en la irremediable fascinación de su parte femenina, que se acaba en cuanto despierta del sexo. Se levantó y me enfrento con los brazos caídos, o quizás solo esperaba mi reacción de ¿Impulsos?

Mejor un buen empujón que haberse volteado y ¿Para qué? Para hacernos más carnales, mas egoístas ¿Para qué fingir? Si ahí estábamos tan cerca, tan calcados de una pose en que nos sentábamos, exhalábamos y empezábamos a tocarnos para un futuro que ya no es incierto de esa realidad que tiene un sótano obscuro. ¡Que viva el cuento! Estaba boqueada por tanta idea que solo inspira la monotonía y la seguridad cotidiana de quien todo tiene y nada posee, “Lo sé” y pensó en escribirlo para que quedara constancia de lo que fue.

¿No sientes que en esta vida tan acelerada necesitamos un cuento diario para sobrevivir? El resto de tu vida está esperando pero, terminan las palabras porque para cuando me vaya, quiere que todos sonrían y ella sea la única que llore una carta de náufrago llena de cariños y achaques de una oquedad carcomida por la gula que es escondrijo de pares. Si quieres a paz, encuéntrala aquí, lo cuento todo porque sé que alguien escucha. En este vecindario ambulante, que es un mundo incompleto, complejo y deliberado. ¿Algún día? Eso no existe, será nunca o quizás, porque hay cosas que de tan grandes o bonitas, nos dejan lelos, estupefactos. Y también bien turulatos.

Generalmente son cosas que no se contienen de golpe en los sentidos, y mientras las captamos y analizamos, ¡pues quedamos estupefactos!
Así me dejó la luna anoche. ¿Bien tarolas?
¡Qué maravilla de inmediato y tan cercana! Mientras la pausa dura toda la obscuridad.

Así es, a la realidad otra vez porque ¿Ausentarnos es como morir un poco a los demás? ¿O será como recapitular y ser nosotros mismos un tiempo? Y si ahora soy yo mañana seré otro entre infortunios que se dejan caer uno tras otro en su cuerpo, pero ¿Cómo aceptar que ya no somos uno? Que será de la mitad de mis pertenencias que ya no tengo y que hago con lo tuyo que, ahora, me sobra.

Virguería, ¡Para qué! ¿Solo para sincerarse? ¡Que saben de sorber sopa quienes no han calentado el caldo en una mañana fría, y solo se han quemado con jocoque! Todo con un mínimo de siesos para sentarse a disfrutar lo que no abraza atascado libando el culo del vaso hasta que solo queden las heces, mientras deyectas dando a fondo con lo que no imaginaste que pedias tener dentro de tu demencia, en la que te sientes camino que no vehículo. Ahí no queda ningún misterio que haga valer la pena la espera, el oficio ha muerto y no queda nada para sobrevivir sin sobrellevarla.

Llego con una mezcla paradójica de dudas y creencias que ya no querían decir nada y solo estaban por estar, para destrabar nudos y amarrar querencias. Le quito ruidos a la puerta y se deja caer sobre la mesa de la cocina, inocuo y buscando sentido, el tiempo se había detenido, entre dulce y salado.

El fuego sobre la estufa hizo hervir el agua para el té y se aprovechó el líquido aún caliente para verterlo sobre el trapo que tenía a la mano, se enjuagó la cara y el cuello antes que a mí me limpiara también, con la misma agua. Sus manos quedaron con una sensación de pequeñas muertes y resurrecciones que lo obligaron a tomar la taza y cubrirla. Hay una luz al fondo de la casa y se para a investigar. El espejo en el baño lo identifica con él mismo. Pone atención y se escucha hacer ruido. Aun anticipándose a sí mismo se apresura a salir, porque su vaho no deja rastro en el espejo

Se imagina frotándose contra otro cuerpo mientras abraza la puerta del cuarto, la que se cerró súbitamente mientras lo penetraba y poco a poco empezó a recordar que tenía algo que contar. Fue claro para él que el terminar sería una clara y sutil forma de aprender, era más fuerte y lo aniquilaría. Uno no quiere esconder nada, menos los sentimientos.

-Debería de llover en estas tardes- pero ya no tengo las llaves y no puedo entrar, ya está aquí pero le pesa- pensó que era algo terrible el estar ahí. Todos se quedaron callados, nuestro silencio les atenía atados a la conversación. Y ese silencio se hizo constante y testarudo. Que mejor lugar para estar solo que con esa compañía que a fuerza de recontar historias las hace míticas y enormes.

-No me gusta estar aquí, me conformo con haber estado-
Y después dijo que arrepentirse era su mejor acción para estar trastornado y blasfemar solo cuando ya no había de otra y estaba sinmigo apencando. Minimalista y tímido sabía de la quietud del rezo y lo ferocidad de la tormenta. Ella abrió la puerta y solo yo entré. Aupado en ella y abierto como el mismísimo diablo.

¿Eso es lo que le dicen mal gusto?, ¿Será cierto que los perros están con los muertos en las noches y caminan acompañándolos mientras aúllan?, ¡Yo creo que sí! Nos acompañan aquí y allá, nos visitan y nos hablan al oído para decirnos lo de siempre.

Hay muerte, tan querida muerte.
















































20101102

"Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido
Polvo serán, mas polvo enamorado."

Francisco Gómez de Quevedo (1580-1645)

20101023


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20101021

ANTES DE QUE SE ME OLVIDE TODO:






México Ámsterdam, tuve suerte con el asiento, puedo estirar las piernas y pararme a cualquier hora, riquísima la comida, y cinco horas en conexión a Madrid para llegar a la una de la mañana y esperar en la T4 el autocar a Irún. Llegar a preguntar por Olaberría y caminar hasta la casa de los Iguíniz, mientras me acerco me admira lo fértil del campo.

La casa solariega es una construcción que debe tener unos cuatrocientos años en malas condiciones y descuidada pero que sin embargo se le nota lo señorial y grande que fue. Lo único que está en uso es el establo en la parte baja de la casa, el escudo familiar está al frente y en muy buenas condiciones. Las maderas están labradas y la viga maestra es espectacular, igual que algunos detalles arquitectónicos de la construcción.

Ahora a Francia, caminé hasta Baiona para empezar el camino desde el kilómetro cero de ochocientos setenta que marca el mapa.

Me arranco a buen ahora, un camino espectacular con vistas de Francia al fondo y abajo Irún y su mar y comunicaciones hasta llegar al Santuario de Guadalupe, y ahí empieza una subida junto al mar hacia San Sebastián hasta bajar y llegar a Pasajes de San Juan donde una pequeña barca te atraviesa y ya estás prácticamente en la ciudad, que por cierto está de festival muy adornada. ¡Que elegancia de ciudad! Junto al mar una playa muy bonita donde refresco los pies. Sigo Caminando hasta el fin de la ciudad y pregunto por el albergue y me mandan equivocadamente al siguiente, o sease que me caminé ese día cincuenta y cuatro en vez de treinta quilómetros. Valió la pena y estoy muerto en vida con ampollas en los pies que me curan Gurutze y Rosa en Orio. Un albergue sensacional con un cariño que sudan en su trato para los peregrinos, te sientes en casa. ¡Juro que mañana renuncio y me quedo todo el día descansando. Jorge y Elena, Ayer use la lámpara para llegar al alberge de noche porque estaba el festival de San Sebastián y tuve que caminar 54 kilómetros para llegar al siguiente alberge, dos españolas finísimas lo atienden (Guritza y Rosa) me curaron la llagas de maravilla y me dieron de cenar y desayuno espectacularmente todo por 21 euros)
Pero no, despierto y me propongo caminar un poco… y me voy por treinta hasta Deba.

Empieza la fruta, higos, nueces, manzanas, bayas, duraznos en las huertas del camino

En Deba adelante de San Sebastián, esperando al guardia civil para que me de las llaves del albergue (Espero que no sea en la cárcel) Un albergue en lo alto de una colina con dos elevadores eléctricos que se agradecen. Una ciudad preciosa a la orilla del mar, muy cansado y más contento con el clima guapisimo y todo está muy bien, estoy en la plaza del pueblo y huele a café recién puesto y me acorde de la casa

Es el primer pueblo con red que encuentro, y está lleno de niños corriendo a mi alrededor y preguntándome todo, los voy a disfrutar y a aprovechar muchísimo (Lo aprovecharía más si estuvieran ustedes conmigo o de perdida mi Montesa 250 de Trial)

Una noche preciosa, me tome un robaxisal para dormir, llegaron unos coreanos que celebran su equivalente a día de acción de gracias y prepararon sus platillos típicos, muy condimentados y riquísimos, llegaron cuatro danesas con vino y botana y dos españoles con queso manchego y chorizo. Todo espectacularmente rociado con seis botellas de vino de la rioja. Voy a dormir muy bien en el alberge municipal de solo cinco Euros. Puras sonrisas y fiesta en la cena, los coreanos son súper optimistas y abiertos, pera cargan demasiado y van muy lentos, los voy a tener que rebasar.

Mañana pienso ir al pueblo donde está el palacio Uriarte y tomar fotos.

Que bárbaros, que gente más amigable y compartida. El hostal y la cena valen una fortuna, pero todos cooperamos, claro. Yo con mi hambre.

La noche esta linda, no hay una nube y refrescó, me duele todo. Pero valió la pena. Mañana hago trampa al camino y tomo un autobús porque esta algo lejos el pueblo de la torre Uriarte, aprovecho para descansar un poco.

Mónica, tus consejos valieron oro, tus parches los compre el primer día de 54 kilómetros y funcionan de maravilla, aunque en las bajadas tengo que bajar caminando de espaldas para no lastimarme, ya empecé a tirar cosas.

Hoy tiro el sleeping y me quedo con las cobijas que me robe de KLM, una maravilla. Ya no aguanto tantas chunches.

Mi mochila está muy pesada y estoy tirando todo lo que no uso. Pero aun necesito quitar peso.

Escribo comunal para todos y les agradezco su apoyo y oraciones.

Bertha, te quiero mucho.

Manolo, ¡mándame la montesa! Y una maravilla la lámpara radioactiva en las noches. Saludos a Bea

Mariel, eres lo máximo y te extraño un chingo, gracias. Un abrazo a Migue.

Juan, gracias por tu apoyo, estoy de pelos (No tengo tu mail, Bertha, por favor retrasmítelo) La tecnología no se les da a los baturros en esta zona, pero son magníficas personas)

Voy a bajar al pueblo y trato de mandar esto y subir fotos en Facebook.

Llego a Markina, un pueblo muy cuidado, el hostal de primera y voy a dormir a pierna suelta.

Ahora a Gernika, una caminata agradable entre el campo, no hay albergue público y llego a un hostal privado de veinte euros muy limpio y cuidado, vale la pena pagar los Euros en esta ciudad tan cuidada.

Mañana rumbo a Bilbao, treinta y dos kilómetros y trato de descansar un día porque hay mucho que ver y el hostal está muy bien, eso me dicen.

Los amigos del camino fantásticos hoy caminé con una médico de Madrid muy buena persona, y comí rico. Voy a dar la vuelta a la ciudad y comprar comida para el camino

Desde poco antes de Bilbao, Lezama, empapado, llovió todo el día. Con unos chipirones en la panza y un vino de la casa espectacular me voy a dormir.

Un albergue moderno, lleno de mapas y todos los servicios. Lavé la ropa y la sequé. Lo mejor del día fue la comida de 9 euros y espectacular. Cruzo Bilbao en metro y solo me bajo en el centro a conocer y comprar un chubasquero en Decathlon para guardarme de la lluvia, solo lo había en negro y ni modo. Hasta Portugalete diez y ocho kmts. Y de ahí a Castro Urdiales, Laredo y a Güemes

Desde Güemes, un pequeño pueblo antes de Santander y extrañándolos. Un albergue de lujo y muy cómodo de unas finas personas. Lo Lleva un cura que es espectacular, nos atiende de maravilla. Aquí me encontré con un arquitecto de San Miguel Allende, muy agradable y chorcheamos toda la cena. Fue sopa de pescado, paella de primera y unas pechugas envueltas con jamón. Y lo mejor, cortesía de una ONG que lleva este padre. Estoy en una plaza que tiene internet y sigo caminando. Saludos y los quiero mucho

Gracias por la oportunidad y los quiero mucho, nos reunieron para cenar en el albergue de Castro Urdiales y explicar una sola vez la etapa de mañana. Y en cualquier momento empieza a llover.

Estoy feliz, hoy una etapa corta y plana, Santander es muy grande y llegas en un barquito que te cruza un brazo de mar. Desembarcas en el centro de la ciudad prácticamente y a caminar de nuevo.

La siguiente es Santillana del mar, te puedes ahorrar 7 kilómetros si cortas por un puente de ferrocarril, ojala no pase mientras voy en él.

Santillana Del Mar, ni es santa ni es llana y no está junto al mar. Un pueblo medieval con un claustro del siglo doce y casonas solariegas de muchas familias, todo el centro de la ciudad está inmaculado, mucho turismo de todas partes y un albergue perfectamente acondicionado entre muros de muchos años. Y una hostelera que se desvive por atendernos, tenemos todos los servicios, sabanas limpias y fundas. Pero no hay comida, voy a salir a cenar algo. Claro que después a buscar una conexión a internet (que parece no hay) y dormir rico. Es un lujo dormir tan céntricos en una ciudad turística y todo lleno de viajeros y hoteles caros, fácil están 10 autobuses en las afueras de la gente que viene.

Mañana a Comillas, está a unos 25 kms. De aquí o quizás un poco más, depende de cómo me sienta y si encuentro albergue

Bertha, te extraño, hay muchas cosas bonitas que disfrutarías mucho conmigo aquí. Te impresionan los jardines de las casas, sus huertos. Y su gente, mientras más oscas aparentan, más te ayudan y con todo corazón. Está una gringa junto mi con una migraña espantosa, a ver se con un paracetamol se la quitó (o la pongo peor), ella es de Miami y se dedica a cultivar flores para venderlas a restaurantes para comidas exóticas, sobra decir que es totalmente vegetariana. Saludos a los viernes y disfruten por mi

Mariel, no sabes cuánto te agradezco la oportunidad y la estoy pasando bomba. Saludos a Migue, FELICIDADES, Un abrazo. Tienes que mantener tu condición para que vengamos al camino unos días todos, no es tan difícil si le haces en etapas más cortas y escogidas. Hoy me enseñaron a recoger caracoles y como se preparan, ¡estarías fascinada!, preparándolos, dile a mamá que me guarde los del jardín.

Manolo, gracias mijito, lo estoy aprovechando y disfrutando, saludos a Bea. Sábado y domingo salen los deportivos y las motos a pasear al campo, a cada rato me moría de la envidia de verlos pasar todos uniformados de carácter. Es impresionante que casi no veas policías y todo el mundo respeta. ¡Extraño mi moto!

¿Cómo va la KTM? No te confíes y cuida a tu madre

Voy para Comillas y hay huelga general en España, no hay nada abierto.

Ya estoy en Comillas y voy a buscar internet, dicen que hay aquí una casa de Gaudí que se llama el Capricho, la voy a buscar, es un pueblo de indianos, con su carácter y un albergue con vista al mar que es un lujo (5 euros¡¡¡¡¡) Tiene una iglesia muy bonita

Ojalá mañana termine la huelga porque está todo cerrado!!!!!!!

Oviedo: pensé que era una ciudad pequeña pero, no, es enorme. Aquí es una parada obligada para conocer la catedral de San Salvador de Oviedo “Quien va a Santiago pero no al Salvador, visita al criado pero no a su señor” el albergue del ayuntamiento, muy céntrico y limpio. Al grito de los viejitos del Parque España, “Separaos, separaos” los hombres en un dormitorio y las mujeres en el otro.

En la catedral del siglo XIII tienen una cámara santa donde tienen reliquias, entre ellas la cruz del escudo del principado de Asturias del siglo X y una Sábana Santa, como la de Turín (te acuerdas Marielita preciosa) Hay mucho que ver, pero ya estoy cansado y me voy al albergue. Me encontré en una esquina una escultura de Botero muy bonita (Una madre amamantando). Mañana a Avilés, 29 kmts.

Hoy caminé con un chavo de Venezuela, finísima persona, master y doctorado en economía. No quiere regresar a su país por sus problemas con el gobierno, trae GPS y llega a todos lados sin equivocarse, impresionante la tecnología. Dice que prefiere caminar por Europa en lo que se arregla su país. Me dio muchos nortes.

Voy a tomar un camión urbano hasta las afueras porque son como siete Kmts de ciudad y no son bonitas las afueras, cuando llegas al campo es otra cosa. ¡Da gusto caminar!

Avilés: Llegamos muertos en vida, una etapa con algo de cuestas. Aquí me encontré una chica coreana enferma, Lim Enn, la pobre Alfredo tiene dos días en el albergue curándose de una diarrea galopante, el hospitalero Alfredo es un viejito muy buena gente que nos consiente, le la ha atendido perfectamente y le permitió quedarse un día más, la coreanita ha preparado una sopa de pescado con arroz que ha quedado buenísima, nos ofreció a todos pero yo fui el único que compartió con ella

No había encontrado internet porque ahora voy por puro pueblito pequeño. Mariel, te quiero mucho y te extraño. Te pongo el mail que le pongo a tu Madre, para no escribir mis aventuras dos veces: Pórtate mal que hace falta



Desde Soto de Luiña: Un pequeño pueblo en medio de nada que tiene un alberge “guapísimo”, acompañado por Javier el cazador de la armada y fenomenal andarín (cuatro veces más rápido que yo, acostumbrado en el ejército español a sus 18 años), Carmen, Raquel enfermeras de Madrid, Iñaqui un vasco que tiene un humor muy fresco y Manolo un gallego tozudo que llega quejándose a Luiña. Esta es la etapa más cansada de Asturias, 39 kilómetros y muchos pueblos, entre ellos Cudillero que es un pequeño puerto clavado en una cañada impresionante por sus casas a los lados y lo angosto de la ciudad con una vista espectacular desde su rada y faro, hay que bajar al puerto y volver a subir al sendero pero lo vale. Para salir subiendo entre cerros, y después subir a Lamuño, donde ya no quedan Lamuños (pregunté y me dijeron que los corrieron hace muchas años) y hórreo junto a las casas muy antiguos (Una especie de almacenes de grano sobre pedestales cuadrados que impiden que se suban los roedores, “que son diferentes a los de Galicia, porque los de allá, son rectangulares” (Siempre se aprende) y ahora los remodelan para habitarlos y los ponen “muy guapos” ,camino comiendo fruta que está a la vera del camino, higos, nueces, manzanas, peras. Las madrileñas toman unos tomates espectaculares para una ensalada con quesos.

Cadavedo, un pequeño pueblo sin tiendas, muchas casas de indianos ya venidas a menos, y el restaurant cerró a las 5, ni modo a sacar un chocolate y pasarla hasta mañana. Lo bueno es que Lamuño fue muy prodigioso en frutas. Terminé el último tramo con el cazador del ejército y están llegando las enfermeras y los demás…. Alguien saldrá buscar que comer pero es domingo, en todo el día no vi una tienda veintiocho kms, de monte, el suelo está lleno en el camino de bellotas, piñas de pino y castañas. Los castaños de este lugar no dan buena fruta como en el país vasco y para colmo “No hay conexiones disponibles” para internet, ni modo, a dormir que estoy muerto y mañana hay que madrugar, dos días más y salgo de Asturias y entro a Galicia. Ya para acostarnos Nos avisaron que hay una posada como a 1 km, vamos a caminar, un buen plato de fabada y un pollo asado exquisito. Estuve platicando con mi tocayo, pero prefiero llamarlo Homero, él fue maquinista de barco y operador de una central nuclear, ver para creer. E Iñaqui tienen un sentido del humor nato.

SORPRESA, después de cenar riquísimo, salimos y una tormenta que nos empapó, vientos fuertísimos y un agua fría que cala hasta los huesos, voy con Iñaqui el pastor vasco, imaginen lo tozudo, como cabra que a donde pone la mira, nada más se enfila y llega. No se veía venir y nadie trajo capa para cubrirse de la lluvia. Me vuelvo a bañar con agua hirviendo para entrar en calor.

En la cama no se escucha más que el aullar del viento en las ventanas, ¡qué tormenta! Ruido… bueno, ahorita, porque al rato empieza el concierto de gaitas, perdón de ronquidos.

Me levanto temprano y avanzo hasta Tapia. Árboles caídos en el camino, servicios suspendidos por la tromba de ayer. El tren se quedó entre dos estaciones y fueron a rescatar a los pasajeros. Y después de anoche no me arriesgo.

Tapia de Casariego: un pequeño puerto junto al mar, aun en Asturias. Ya fui al centro a buscar internet y nada, a los asturianos no se les da la tecnología. Lavé la ropa y la puse a secar (¡Quien me viera no hay lavadora ni secadora!) un albergue junto al mar que no parece municipal, ¡Tiene playa propia! Algo ruidoso por las olas del mar rompiendo abajito. ¡Espero que no regrese la tormenta en la noche! y mañana hasta Galicia. Ya llevo tres fabadas a ver cómo me va con el caldo gallego, mmmmm ¡Ya lo saboreo!

Bertha: estoy muy bien y te quiero tanto. Hoy me acordé de ti mucho en el camino viendo los árboles caídos y los destrozos de la tormenta, estarías apesadumbrada con tanto destrozo. Los sembradíos de maíz todos acostados y perdidos. Saludos a tus hermanos y pa. Ve a platicar con Magali y dile que extraño las chorchas y los desayunos, que le platique a mi ma. Saludos a Mónica y ¡cómo me han servido sus consejos! y ya voy saliendo de su reino. Me compré unas tobilleras elásticas y tomé neubrufren 600 y desapareció la tendinitis, ya voy bien sin molestias y se deshincharon los pies.

Mariel: Saludos a Migue (La hospitalera de Irún se llama Delfina), me acuerdo de ti todos los días y me acordaré siempre de tu bondad y cariño. GRACIAS. Cuida a tu Ma que ya falta menos para que regrese. No trabajes mucho (si esto fuera trabajo, ya seriamos ricos) y no te puedes perder esta experiencia porque con lo tenaz que eres irías, reto tras reto, en el camino hasta Santiago. O andarías feliz en tu mini en las carreteras de montaña y bosque llenas de curvas, hay tres caminos, la súper, la nacional y unas más antiguas que son espectaculares y solitarias. Aquí el albergue huele a mar.

Manolo: gracias y ¡extraño la moto! ¿Qué tal de trabajo?, ahora que se pueda, no lo dudes, vénganse a hacer el camino, es imperdible. Un beso a Bea. Con tu energía y el cariño de Bea, sería padrísimo. Cuida a mamá.

Ya es noche y voy a buscar que cenar a un bar cercano. El clima parece mejorar y el albergue es acogedor.

En Ribadeo: no hay internet, caminé con un viento impresionante, en el puente sentía que me llevaba el viento, una comida rica y es muy temprano, voy a caminar media etapa más para aprovechar el día sin sol y ventoso. No me latió Ribadeo para quedarme todo el día. Una etapa plana a la orilla del mar. El albergue es pequeñito y no abre hasta las 5, son las 12

Vilanova de Lourenzá: el pueblo muy agradable, antes de llegar me encontré un bar con menú e internet después de 4 días. Me zampé una tortilla de huevos, un chuletón de res, vino y postre que me reconfortaron en serio. No había comido. Bueno, naranjas, higos, duraznos, uvas y una especie de granadas chinas en los huertos a la vera del camino, mal no se pasa. Pero sentarse a comer caliente es otra cosa. Perdí al grupo anterior y ahora voy con una pareja alemana, otra española y ver si paso Mañana promete una etapa, la tendinitis va mejor.

A medio camino a Gontag está Mondoñedo ¡Y que catedral tiene!

Higos, duraznos, castañas, nueces, granadas, manzanas, peras, agua fresa y hasta una caja de sidra a la vera del camino, ¡que cortesía para los peregrinos!. Y ni hablar de los albergues gallegos, nuevos y fabulosos. ¡Qué les puedo contar de esta tierra tan generosa para con los peregrinos!

Gracias a todos desde Gontán, un pequeño pueblo la mar de amable

Hoy me encontré con una señora de Estonia y Tendinitis ¡En una hora la curé! Me voy a dar de alta de médico

25 kilometros hoy hasta Cruzar a Galicia en un albergue espectacular a la orilla del rio.

No te preocupes Marielita, estoy re bien. El viento ese día era impresionante, a los bicicletos los obliga a bajarse de la bici porque si no, los cruza la carretera por lo fuerte de las rachas, pero ya pasó la tormenta y yo muy bien y extrañando.

En los puentes te ponen unos conos de tela gruesa como los que les ponen a los helipuertos, y estaban horizontales de lo fuerte del viento. Son para que los camiones sepan que se los puede llevar el viento.

El día de la tormenta estaba regular la tarde, nadie la vio venir. Y que nos prende de regreso, nadie llevaba los impermeables (Ya tengo dos uno corto y uno largo porque son imprescindibles y el que llevaba de Niagara era como de juguete y no cubría la mochila. Los compre en un Decathlon de Bilbao.

El sleeping lo tiré porque estorbaba demasiado y pesaba mucho, me compré una manta para emergencias que es como de plástico con aluminio. Las que usa la policía gringa, todas brillantes. Es un sobrecito de nada y no lo he abierto porque todos los albergues han tenido cobija.

Hoy estoy en un albergue de lujo, hasta sabanas desechables te dan, es de la Xunta de Galicia y está perfectamente limpio, el agua hirviendo como me gusta y regaderas arriba, no como las que te ponen una manual y nomas te medio enjuagas. La cocina completa, hay panecillos y hasta café de grano (muy bueno) En la mañana lo voy a disfrutar pero ya lo olisque para dormir pensando en el café de la mañana. No te preocupes el único problema es que no los tengo a ustedes junto para compartir la experiencia.

Es impresionante lo que ves, hoy estuve en la mañana con una eslovena madre de cuatro hijos y marido. Dice que un día sintió el llamado, dejó todo y aquí está sintiéndose ella misma, su marido le llama tres veces al día y no da crédito que ella esté aquí por gusto. Le dolía todo el cuerpo, tenía una rodilla inflamada y tendinitis, sin dormir y con hambre…. Con una sonrisa enorme y feliz siempre para adelante

Muchas gracias Marie, te quiero mucho, mucho y Dios te bendiga, y cuida a tu madre que ya las quiero ver.

Saludos a Migue y su mamá

Son las nueve de la noche con un silencio absoluto, solo rachas de viento de repente se escuchan y todo el mundo está a punto de dormir y yo extraño tus sonrisas y….. mi moto

¡Me creerías que no había caído en cuenta que son 60!, me acordé del día pero nunca pensé en un número.

Muchas gracias Mariel la voy a pasar bomba, bueno, no tanto porque no están conmigo.

Desde sobrado de los monjes

Hoy a Vilalba, una comarca lechera con solo dos torres medioevales en el centro de la ciudad, etapa de 18 kilómetros y el albergue antes de llegar al pueblo, casi dos kilómetros.

O sea que para salir a cenar, dos, uno de caminata en la ciudad y dos de regreso. Me encontré con dos parejas catalanas y nos lanzamos a Baamonde 18, menos 5 que hubiésemos perdido en vano.

Comida en un café a la mitad, ¡20 camioneros y 10 autos no pueden estar equivocados! caldo gallego, legon con greda (una especie de col) y Tarta de Santiago. Yo pedí esto, todo gallego y valió la pena. El codillo es como ahumado, con sabor fuerte y muy sabroso

Los catalanes se metían al bosque cada que veían posibilidad de hongos y encontraron amanitas silvestres, recogieron hongos todo el camino, dicen que son carísimos y difíciles de conseguir. Llegamos a Baamonde a muy buena hora, como las cinco gracias a un atajo por carretera que nos cortó cuatro kilómetros de monte. Nos bañamos y se metieron las catalanas a cocinarlos con mantequilla, guindillas y aceite de oliva. ¡Y me invitaron! mmmmm riquísimos (si llega este mail es que sobreviví, si no ya saben que pasó)

El albergue muy majo, estoy durmiendo con dos ejecutivos españoles que trabajan para Cemex, pura economía por una hora. Nada de política o futbol.

Mañana puro monte, a ver cómo me va, he procurado la carretera para no abusar de las patrullas, pero mañana es tierra y subir 700 metrotototes, si me las veo negras hay un albergue a dieseis kms y ahí descanso, ya me compré un chocolatote y leche condensada porque dicen que no hay nada en el camino. Ya estamos subiendo y puros pinos, se acabaron los frutales, ni modo.

Todo el día lloviendo pero llegamos muy bien a Sobrado de los Monjes.

El que no ve Galicia lloviendo, no estuvo en Galicia dicen por aquí que es el estado normal de esta zona.

Arzua a Monte de Gozo:

Un buen camino el de hoy, la Pilarica se apiado de los peregrinos, salió el sol y muchísima gente porque es domingo, puente y fiesta nacional por nuestra señora del Pilar (Saludos Pilar, FELICIDADES, desde España) Generalmente llueve pero no hoy, gracias a Dios. Caminábamos en fila india casi casi.

Parecía esta caminata romería en el Parque España, (Saludos Maite, te quiero mucho) todo el camino, una excursión de familias completas con niños (como seis en carriola), y llegué a un albergue que está como a 7 kms de Santiago de ¡600 camas!, impresionante de grandes y limpios los seis pabellones con cuartos para seis personas. Pero se ve que no hay internet, ni modo.

Me dicen que en Santiago hay colas de 200 personas para acreditar la Compostela, a ver cómo me va mañana, voy temprano para alcanzar la misa de 12 y ver y oler el botafumeiro en la catedral.

Caminé hoy con un inglés con cara de hindú y una pareja de Bilbao simpatiquísima, ellos sin mochila pero yo como que ya agarré paso (¡cuando termino, jolines!). Mañana si Dios quiere a pedir la Compostela y misa del peregrino a las 12. Turistear y comer, si no hay albergue ya me dijeron que puedo regresar a este. Los hoteles van a estar saturados por la fiesta de nuestra Señora del Pilar porque Santiago es muy turístico y mucha gente viaja

Voy a pensar si voy a Finisterra, a quemar mi ropa vieja o a Orense.

Desayuné chocolates de la reserva estratégica y brevas del camino y aquí hay una cafetería muy grande y todos los servicios. Pedí una hamburguesa enorme con coca, están cerrados los restaurantes hasta las 8 de la noche y ya tenía mucha hambre, para esa hora voy a estar dormiiiiiido, espero. Buenísima la comida por 5 euros, muy bien gastados.

Un atardecer color naranja esplendido, en la cima del Monte do Gozo, se ve Santiago al fondo atardecer y el monumento que conmemora a Juan Pablo II al lado, un sueño.

Esto se acaba. Misión cumplida.

Siete AM, salida a caminar por los últimos 6 kilómetros, me propuse levantarme más tarde, pero alguien del cuarto se levantó temprano y ya no agarre sueño otra vez. Se hacen eternos porque prácticamente son entre la ciudad y callejeando. Llego a la catedral y está lloviendo finito, dicen que es lo normal en Galicia. Me pongo a dar de vueltas de gusto rodeado de peregrinos, hasta que veo la fila para abrazar al Santo, tiene trescientos metros. Todo el mundo quiere “subir pa arriba a abrazar el santo, es el objetivo de muchos. Unas señoras amablemente me dicen que me guardan el lugar y mientras yo voy a guardar la mochila a una bodega porque no te permiten entrar a la iglesia con ella. Paso por la oficina donde otorgan la Compostela y me hacen señas una pareja con que caminé un rato antier. Ni tardos ni perezosos me cuelan y paso de los primeros, me la otorga inmediatamente una señorita muy amable, ¡con la cara de peregrino que traigo y el olor… ni me preguntó nada!, me dio el visto bueno sin siquiera ojear mi pasaporte. Y YA TENGO LA COMPOSTELA!!!!

Salgo y recuerdo mi lugar en la cola, voy hacia allá… me hacen señas las señoras y están a 30 metros de pasar ¡Aun hay cariño al peregrino! ¡Qué suerte! Subimos pa arriba y te emociona el fervor de todos abrazando la figura, recé un poco y vi que la catedral sobre el hombro del santo, estaba llena y de gente en reparaciones porque viene el Papa pronto y la quieren poner bien cuca. Después pasas a la parte inferior y está la tumba de 2000 años que afirman es la de Santiago, sales y a la calle como nuevo.

Voy por mi último o penúltimo sello en el Hostal de los Reyes Católicos, Pongo mi mejor cara de “cinco estrellas plus” y paso por la recepción pidiendo el sello que amablemente me otorgan.

A las doce del día es la misa del peregrino, dicen que hay más gente ahora que en la fiesta de Santiago apóstol (porque tocó puente) paso por la puerta principal al grito de “peregrino, peregrino” me chiflan los de la cola pero, pues no los pelo, ni modo de perderme la misa y que griten mi nombre a todo el mundo. “Desde Irún… un mexicano”, y la catedral se caía en aplausos (no es cierto, pero yo sentí muy bonito)

Una misa solemne como con 20 padres y la catedral hasta las chanclas, muchos se quedan fuera. “Y el botafumeiro” ¡Pos que no toca hoy! habrá que regresar otro día. Salgo y es una multitud en la plaza, tres cuadras de cola para catedral y como seis para el abrazo, ahí pasan uno por uno y es lentísimo el avance de los piadosos, nadie se queja. De hecho no camina porque todas las viejitas se hacen las que no saben y se cuelan, al fin que arriba piden perdón al Santo. Salgo y la plaza repleta de excursiones y banderitas de grupos, me siento extraño y fuera de lugar.

Finisterre es una excursión en autobús cansada y sin mucho chiste, ¿me rajo?

Voy a la estación del tren y sorpresa, todo vendido dos días por el puente, ni un lugar a Madrid por dos días. Solo a Finisterre cada 20 minutos. Me voy al seminario menor (gracias por el tip Mónica) y es enorme y limpísimo, ¡por 15 euros duermes solo! Y tiene un comedor lleno de cosas para cenar y prepararse un té, pero no sirve la red y no hay internet. ¡Me encontré a las familias de hace dos días entrando a Santiago, los niños felices y cansadísimos pero llegaron! A lo mejor mañana me animo a Finisterre.

¡Los de las carriolas de ayer vienen llegando! ¡Vienen todos! Amor de padres, con niños de dos tres años en los hombros, dormidos y no se rajan. Muchos se acuerdan y me saludan cuando pasan.

Salgo a comer algo, el menú del día, champiñones al ajillo. Lomo de cerdo a la pimienta y natilla de chocolate. Muy bueno todo, a más que yo ni desayuné, solo un café y pan. Mañana a callejear Santiago. El albergue es el que me recomendó Mónica, el seminario menor.

Desde Santiago, hoy he caminado lo último.

Y en la tarde lo descansaré....

¡Callejear! Es un suplicio entre tanta gente, me fui para la estación con ánimos de Finisterre y es una cola interminable para subir.

Tome el primer autobús que salía rumbo a Orense, la tierra de Miguel Gomes, transbordo a Rivadavia y pregunto dónde me bajo para san Cristóbal, mi última caminata en despoblado del viaje y vale la pena, se equivoca el chofer y me manda a otro pueblo y no me queda más que caminar. No se llama San Cristóbal, es Sancristobo en gallego. Es un pueblito precioso con una pequeña iglesia al centro, todo el mundo conoce a Digna y llego sin dificultad a su casa pero nadie contesta, ni la puerta ni el teléfono, le marco a Raúl y Rosa e inmediatamente me contestan. Ellos son la mar de amables, los conocimos en casa de Miguel y Magali la vez que fueron a México.

Se desviven en atenciones, nos tomamos un orujo de hierbas local con un café (no tenían del licor de café que tanto recuerdo). Dejo la mochila en su casa y me llevan a buscar a Digna, Ya está en su casa, y al reconocerme me da un beso y abrazo muy, muy cariñoso y se pone a platicarme. Está en perfecto estado de salud y muy bien, completamente independiente y cariñosísima, me pregunta por todos en especial por ti, Bertha, se acuerda muchísimo de ti.

Recordamos a mi mamá Miguel, Magali, Magalitas, Maite y mucho del famoso Miguelino, que dejó profundas huellas en esta tierra.

Pasé a tomar fotos de su horno de pan que está abandonado pero intacto y nos despedimos, a Raúl se le queman las habas por atenderme, platicamos de sus hijos en el camino de sus hijos y me llevan a conocer las termas y el puente romano de Orense. Espectaculares. Después me llevan a las termas en las orillas de la ciudad y aún están celebrando a nuestra señora del Pilar. Uvas y baile por doquier. Me quito los zapatos y ¡que delicia! Agua a punto de caldo gallego, casi hirviendo para relajarnos, Gisela y yo la aprovechamos que da gusto. Llevaba mi navaja y le he dado una muy buena arreglada a mis pies, media hora después aun sentía la sensación de alivio, mmmm ¡que rico!

La judería de Pontevedra es impresionante, está como pueblo medioeval muy bien mantenida

Nos vamos al otro extremo de Rivadavia a cenar, el mejor lugar para el pulpo y el jamón, dos órdenes de jamón serrano (Exquisito y muy bien cortado) dos de pulpo a la gallega (de primera, como los prepara Magali. con aceite de oliva) y un, plato de unos pequeños pimientos verdes, llamados “Pementos de Padrón”, ('os pementos de Padrón, uns pican e outros non') asados y rociados con aceite de oliva exquisitos salpicado con dos botellas de vino local y muy bueno. ¡Me dejaron morir solo!, apenas probaron bocado, y como no se iba a desperdiciar las raciones, (que eran enormes), aproveché mi hambre de peregrino para dar fin a ¡todo! Raúl no me dejó pagar por ningún motivo, que pena.

Llegamos a su casa a tiempo para el Futbol, Afortunadamente gana España 3/2 y celebramos con orujo, me quedo a dormir con ellos que no me dejan partir. ¡Primera noche en cama y cuarto! Descansé riquísimo

Desayuno con Rosa platica de una hora, Salió Raúl a llevar a una de las tías al centro de salud y ya viene, vamos a ver a Digna, comer y me llevan al tren. ¡Pero no!

Me Llevaron a Portugal a comer el mejor Bacalao, ¡que lujo! Después paseamos en la costa turisteando y me depositaron en el tren nocturno para Madrid, amanezco en Madrid…. Pero antes insistieron en llevarme a un centro comercial a cenar porque el tren sale 12-55 e insisten en verme partir.

No tengo como agradecer las atenciones de Digna, Rosa y Raúl. Que cariñosos y entregados

Madrid lleno de gente, conseguí una habitación chula, pero solo por hoy. Ojala y mañana alguien cancele para quedarme aquí y no tener que cambiarme. La plaza del sol llena de gente y dos mariachis tocando. Son la sensación. Voy a tapear y turistear. A ver si encuentro mañana huevos rotos.

¡No me movieron de habitación! Está precisamente frente al Mercado de san Miguel, ayer era el día mundial del pan. Pan y bocadillos con vino gratis toda la mañana. A mas muy buen pan y jamones y quesos. Está a 200 metros de la plaza del Sol y 300 del museo del jamón. Muy céntrico y barato.

Gracias Moni, magnifico lugar para tapear, se te antoja todo. Hay lugares de caviar, de mariscos de jamón, de quesos, etc. y etc.

Madrid es un mundo de turistas, ayer fui al Museo del Prado y saliendo a los huevos rotos, ricos. Y caminar de regreso entre bares y mucha gente. Mariachis en la plaza del Sol y no lo hacen mal, mucha gente los rodea.

Hoy toca el Reina Sofía y caminar, mañana el mercado y ¡Se acabó!

¡Pasa la vida y los sueños se vuelven pasión y razón para existir! no somos los mismos en otros andares y lugares, pero somos nosotros.

Quedé de colores, lleno

De experiencias, a tope

De amigos, muchos

Y de cariño… ¡ya voy de regreso!



Saludos y mañana me embarco

Un viaje sin tropiezos y más ligero que el de venida, sabes que casita está adelante

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Para Fernando, el ejecutivo de Cemex que me acompaño los dos últimos días y tan agradable compañía fue.



Fernando:

Caramba, que gusto recibir las fotos y saber de ti.

Perdón por no darte las gracias antes pero mi correo mandó el tuyo a spam (yo creo que no le gustó el archivo .rar) y hasta ahora, que estoy poniéndome al día, me lo encontré.

Terminé el camino muy bien, con un mundo de gente en Santiago y ya no llegué a Finisterre, me fui con unos parientes al pulpo de las rías gallegas y al bacalao de Portugal. Después me la pasé en el mercado de San Miguel en Madrid, tapeando como Dios manda y ya, bien repuesto, estoy de regreso en México (Con los pies desechos y el espíritu arriba).

¡Una experiencia de vida! Y con tan agradable compañía y grata amistad… más.

Yo nunca pensé en acabar el camino ( y menos en jornadas de 40 kilómetros), pero aunque sabía que somos más que nuestras limitaciones, nunca pensé que fuésemos capaces de hacer algo así, un ejemplo para la lucha de todos los días y el saber que somos mucho más de lo que creemos.

¡Que poco se necesita para ser feliz! ¿Qué tal los choricitos con queso oreado, el pan duro y el orujo de hiervas en medio de la nada? Al día siguiente el lujo de panadería con su horno de leña (Ya estoy pensando un horno para el jardín de la casa, ¡pero no me decido si cemento o barro! ¿Tú qué opinas?)

Saludos a Carlos, que está es para ambos y pásenla bien que yo estoy ya encarrilado en ser feliz.



Manuel

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