Tu cuerpo suda, es mío. Se
desbarata en temblores que se agotan de crepúsculo,
es todo mío. Se agota en indolencias que acaban en te quieros para mí. Y está bien, se deja llevar hasta
acostumbrarse y de noche a noche permanece en albores, totalmente ajeno a mí.
El tiempo no pasa y se te olvida que me desees.
El tiempo no pasa y se te olvida que me desees.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario