Por el amor de Dios, ¡si todo olvido es un rechazo!
Qué difícil es habitar en otro yo, estar dentro de él y dejarse caer con pertinaz pertinencia dentro de ti como si fuera otro, es como una reflexión sobre el silencio, es como cocinar para que te quieran y escribir para que te envidien sin remedio. Porque lo que garrapateas se grava en la memoria y solo se olvida en el discreto encanto de ser para perderse en los resquicios diminutos del consiente para solo abrirse de noche y con miedo agravando el insomnio. Sientes que te enamoras y dejas caer la tarde y lo que le sigue en inmensas horas que no dicen nada nuevo, solo reafirman lo que imaginas que hiciste con la vida y te devuelve historias completas y con un final en que pasan cosas… simplemente transcurren. Cosas como enamorarse y morir, o quizás olvidar y nacer de nuevo demuestran que ser listo es muy diferente a ser inteligente porque siempre en el fondo esta un fracaso y el miedo que persiste mientras se deja caer desparramado en la memoria para intentar borrarla. ¿Qué trato de olvidar? En fin… ya no me acuerdo, se me desgastó la conciencia.