Nada. Qué digo del hálito humilde
de la noche, tan lleno de despropósitos delirantes y absurdos. Que mueran los
delirios entre gritos de fastidio, que baje la calor de tus ensueños para ser
congoja y desliz entre sabanas arrugadas. Acostúmbralos a ceder y a acompañarte
hasta el fin de la almohada y regresar a su central limbo, que dejen de ser
ensueños y terminen en contextos subjetivos. Intrínsecas maneras de evadir la
luz del sol abajo del lino y la seda para no descansar. Suelta un grito sin sentido
desgarrado de ausencias que solo sea vaho que empañe el espejo mañana, para no
verte. Ahora ya lo sabes, bufa y déjate llevar encabronada, olvida el espejo y
despéinate. Acuéstate de nuevo y sueña que no es cierto. No lo repitas porque
será realidad en un escenario elevado y dejará de ser pesadilla. Vuélvete a
dormir y resígnate a arrebatarme, sosegada y entre noches.
20140402
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2 comentarios:
Es el sueño otra realidad no menos verdadera que la de la vigilia.
Es el sueño otra realidad no menos verdadera que la de la vigilia.
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