20130720

Se acerca, despacio, ella está de espaldas y él a punto de tocarla. Pero cierra los ojos y solo se infunde con su olor, es un perfume de mujer que se revela, entre a añejo e historia de tiempo atrás. Casi siente el sabor acre del perfume entre sus labios y los frunce instintivamente para darle oportunidad a su lengua de que busque. La siente cerca, pero no se atreve a abrir los ojos y continúa aspirando su alma en un estiaje de espera y desidia, de desencuentros y desamores que lo transporta a otro lugar. Mientras, siente una pizca de su alma paseándose entre él y la brizna de su pelo que le rozo y lo paraliza para instalarse, nervioso, en sus dos pies sin querer moverse. Sueña y disfruta el instante.


Cuando abre los ojos, la fila ya avanzo unos pasos y ella… ya no está. Tal vez se arrepintió de tomar este tren, quizás sintió la mirada clavada en su espalda o simplemente… tembló al sentirlo cerca.

3 comentarios:

BB dijo...

Quizás, ella temió ese contacto. Quizás sintió miedo a esos encuentros que terminan en desencuentros. Quizás...

Anónimo dijo...

El olor es el más primario de los mecanismos de apego, pregúntale a los bebés :)

Norma dijo...

También ocurre cuando los miedos danzan y se apoderan del baile.

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