Análisis
Siento frío, algo me impide abrir los ojos. Las cobijas están enredadas entre mi cuerpo y la cama revuelta: un color azul me empieza a invadir, primero, los ojos y después todo alrededor. ¿No dice la ciencia que la luz solamente es vibración y movimiento? Y después, la nariz ¿Acaso el gusto y el olfato solo se reducen a moléculas vibrando y bailando a mi alrededor? ¿El sabor en la boca puede ser alegre o triste? Depende de lo tranquilo de la mañana el cómo lo percibo. Me levanto y camino hacia la regadera, siento como se empapa mi cuerpo y vibro, está fría el agua ó ¿Estoy a tono con el movimiento del líquido y por eso… tiemblo cuando el fresco impide que se muevan las moléculas de mi cuerpo y derredores a su capacidad? Un buche del chorro me limpia la boca y ahí me quedo.
Desde que desperté tenía algunas ideas clavadas, pensamientos inconscientes y uno de ellos era; no pensar. El túnel en el que estaban atorados mis sentidos no veía el fin. Sabía del miedo que me producían sus ideas, el cavilar en dejarme llevar y estar habitado por ella misma y sus imágenes solamente, todo yo poseído. Ella, que asfixiada de posar ante el espejo y no poder ser genuina en medio de sus personalidades confundidas, y fundidas en una misma. Padeciéndose y aguantando el peso de ser genuina y su incapacidad de crear algo nuevo ante un reflejo que no le devolvía lo que quería ver.
La imagino: Toma un traje negro de – Órale ¡Que mala soy! Me veo maléfica y lóbrega ¡Perfecto!- eso piensa mientras se cala una camisa blanca de manga larga y busca un sombrero que le cubra el rostro –No voy a salir sin mi paciencia completa-, encuentra uno negro que cumple con todo y se pregunta a sí misma -¿Qué es la realidad? ¿Que existe y que imagino?, me gusta eso para salir de quicio en esta terapia-
No se miente, sabe que el tiempo pasa y su analista (Yo) la espera en una hora, el tiempo empieza a correr (o a moverse, vibrar, deslizarse, simplemente a traquetear), una hora para ponerse en blanco y después… una hora en el diván.
Alguien le había dicho que caminara para entrar en razón, -La gente nunca deja de caminar- y tomó a bien el consejo. Los atardeceres lluviosos, las puestas de sol escondidas y la lluvia pertinaz que se dejaba caer sobre el polvo de sus pasos, apaciguándolo y dejando ese olor a tierra.
Se hizo caso a sí misma y mientras caminaba rumbo al consultorio, inicio ejercicios de respiración. Era como aprender a llenar los pulmones, como salir al campo y poco a poco dejar que el viento le invadiera de a poquitos, en pequeñas rachas que se colaban de a ratitos en sus pulmones mientras se sorprendía de lo que aún le quedaba de capacidad pulmonar y como dejaba de pensar mientras se limitaba a respirar –Inhala exhala inhala exhala-. Era una crónica impaciente y sin sustento de las ausencias, incertidumbres, malos ratos y fogosidades que no le llevaron más que a dejarse llevar por la ciudad.
La promesa estaba hecha –Se feliz- nunca es tarde para serlo excepto cuando le das esa responsabilidad a otro –Hazme feliz- y peor si la condicionas – No voy a salir con esta cara- ¿Los sentimientos también dependen del movimiento de las partículas y su temperatura?
Cuando tienes miedo, todo es posible y puede suceder. Sabe que va a perder, tiene el tiempo en su contra y sabe que avanza inexorable, vibrando, moviéndose: como los sonidos, el gusto, el olfato, el tacto… ¿La vida es vibración? ¿Esta temblorina que siento es… su presencia?
Limpia y bella, que al final es lo mismo, una pose que me gusta. El fingir estar consciente ser limpio y no tener mácula. El no saber dónde termina lo real y comenzamos a fingir, a actuar y ser cuerdos de ello para seguir con la comedia, el drama. Todo de acuerdo al guion que no está escrito, se inventa a si misma conforme avanza la obra sin dejar de ser el modelo de persona
Pues como no, se voltea a mirarme y me deja clavado: -Esto es actuado, y aunque es cierto, no pasó- Y no le importa la trama porque ya sabe el final y ella tiene la batuta que dirige la obra, todos los demás somos actores secundarios sin movimiento propio ni papel definido.
¿Por qué todo tiene un envés, o no? Pero para eso andamos sueltos y sin collar, y hay veces que la vida de quien lo cuenta es una aventura, y el sujeto del cuento peca de simple y anodino. Pero algo tiene, algo en el fondo que se deja caer sobre la trama, el ser de carne y hueso para inspirar ficción, al leerla sabes que se identifica y le provoca escalofríos.
Sale a atisbar más allá del consultorio, sabe que no es bueno fiarse de las apariencias y no quiere ver que hay delante, no se detiene a mirar y solo atisba el vacio perfecto de quien camina a ningún lado. Por unos minutos cruza el parque con la vista perdida y recuerda que tiene ropa interior blanca y en su bolso todas las preguntas y de las que solo recuerda que el camino para llegar fue muy largo. Faltan las respuestas.
Ana, abre bien los ojos y apresura el paso retándose a sí misma. Sabe que se quiere y por eso se puede traicionar a sí misma. Llega a casa a descansar pero solo se revuelca en la cama tratando de conciliar mientras siente su piel abrazada por el calor del día, todo es vibrar y retorcerse mientras se tiempla y destiempla al desnudarse para meterse entre las sábanas.
1 comentario:
No pensar... xreo que se requiere entrenamiento para eso.
Dicen que si camina uno para atrás rejuvenece.
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