20080820

Había una vez un nudo de nubes que llovieron y de repente se vaciaron para cargar las calles de charcos y limpiar las aceras, trajo sus mitos de perennidad y nos dejó sin cumplir su función… refrescar la vera a la que nos encontrábamos, disfrutando la brisa húmeda que llega del campo que impide que mi calenturienta mente se deslinde del momento
-Es un hecho, (suspiro), esto no va a ninguna parte-
Nunca pensé que los atorones de un viernes en la tarde nos dejarían a la orilla de la carretera, lloviendo y a obscuras en su auto. Aparentemente el tiempo no pasa entre esto agobios, es una farsa en que todo sigue igual. El cofre en su lugar y algo de vapor en los costados aumentan el calor a la orilla de la carretera y no traen ninguna idea de que puede suceder después, todo parece igual pero no es cierto, ahora está estacionado el auto a la orilla de la carretera y su función no se cumple. Esperar será una buena arma para ver qué pasa. Alguien se acerca, pide permiso y levantamos la tapa del motor. Un montón de piezas temblorosas -perfectamente ordenadas e inútiles- despiden calor y humean unidas a un todo a punto de despedazarse, de desmembrarse entre olores de aceites quemados y humos de vapores incomprensibles que misteriosamente se abren caminos en lugares insospechados hacia el vértigo de la velocidad que ya no es.
El curioso se separa del motor, e invoca a algún Vulcano que arcaico se convierte en un siseo único entre el motor y el sujeto que termina por diagnosticar una muerte súbita por mal trato del mazo de la forja a los cuacos del motor
-sufre de melancolía, o… ya se lo llevo la chingada-
Metáfora de lo que en realidad pasa tratando de imitar la realidad,
-se quedó pasmado de abandono- explicó ella a alguien más que pasa a la vera y lo único cierto es que el ánimo doblegado de los fierros huele más a hule quemado para entonces y los metales, destemplados, ya dejaron de crujir, la transubstanciación no llegaría nunca
-¡Me lleva!-
Y se vuelve porosa mi conciencia al hecho de tener que abandonarlo, ni la lista de errores y prejuicios se aplica al consumo de gasolina, ni a caminar delante de los prejuicios de un mecánico
-Parece que estas por diñarlo-
-¿Y, si, de verdad, así fuera?-
-Es un riesgo enamorarse de algo que no tiene alma, no una garantía –
Me quedo muy quieto por fuera pero por dentro no sé como disimular, mientras, una sonrisa se transige en mí buscando algo de lujuria en la espera. Al día siguiente, el auto aún se encontraba donde lo dejamos abandonado, esperando, solo esperando.

2 comentarios:

Indio Cacama dijo...

no falta el ojeis que pase a toda velocidad y grite . "¡échale un cerillooo!"

Viv. dijo...

Me imagino la carretera tamizada por una cortina de lluvia ... es verano, a un costado de la carretera, y, ¡son dos! Lástima que apareció el intruso... Cuando prepares el kit de emergencia no olvides el saco de dormir!

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