20070227
20070226
La conseguidora
-Ignoro qué fue lo que paso no lo sé a fin de cuentas pero me siento culpable ¿Hasta cuándo?- Se sentía cansada, se levantó lentamente de la cama y se detuvo de la silla para evitar caerse. Ahí estaban sus cosas meticulosamente ordenadas en el orden acostumbrado de siempre, hasta abajo en el respaldo de la silla los pantalones vaqueros que tanto trabajo le costaba ponerse, una pequeña blusa blanca de pliegues muy bien planchados y encima de todo: un juego de ropa interior de algodón, minúsculo y perfectamente blanco. –Hay palabras que dicen otra cosa, hay acciones que no son lo que parecen; pero el olor y el sabor de tu cuerpo lo dicen todo… todo- Entró tambaleándose a la regadera y se metió en el chorro de agua apenas tibia para dejarse llevar por el sonido del agua resbalando por su cuerpo hasta el piso mientras yo evitaba las palabras. La espuma empieza a formarse en su cabello y conforme baja siente que le arrebata el olor que no sabe si a final de cuentas le gusta o no; quizá solo se le hizo costumbre. Doce horas antes el perfume le disimulaba, pero poco a poco empezó a prevalecer su propio olor y a sentir en sus labios un sabor acre que logró que para cuando hizo el amor por primera vez ya lo hubiera decidido; esa sería la última que se entregaría. Mas sin embargo no podía resignarse, lo cavilaba mientras sentía escurrir el agua. -Hay que prepararse- pensó que sería algo especial y se baño con personal atención para sentirse perfecta, salió y se abandonó para descansar un poco sobre el diván que estaba bajo el domo de cristal mientras dejaba pasar el calor del sol de invierno. Se sorprendió al ver como brotaban pequeñas gotas en su vientre, pasó su dedo sobre ellas y lo llevo a sus labios para descubrir la sal y un lejano sabor a algo vivo que no supo identificar; era ella misma, estuvo a punto de regresar a la regadera pero no tuvo el impulso suficiente. Lo sabía, así era ella cuando tomaba una posición, la sudaba a mares y el olor era más o menos dulce o amargo de acuerdo a lo que imaginaba, pero esta vez se quedo impregnado después del baño e hizo cortocircuito conmigo cuando nos hundimos uno dentro del otro. Que mal sabor teníamos, ella y yo.
20070214
Emplastos de –nomeacuerdo-
Con cataplasmas de –otroapego-
Ahora que aunque la noche fuera más larga, tanto como antes… Porque los primeros días después de eso, como que uno se puede poner tan triste como quiera que al final, pues sale otra vez la risa y no pasa nada. Sales a caminar en las mañanas y la humedad que viene del mar deja un rastro de rocío brillante en la arena que la humedece e impide que se terminen de borrar mis pisadas, mientras, camino entre la playa y la huerta de naranjas rumbo al pueblo, siempre viendo para atrás casi sin querer y me impregno todito del océano. De noche, en cambio, mis pensamientos son sueños vivos mientras transcurre el tiempo y sus efectos destruyen mi paciencia. Pasa el viento por la ventana abierta transformando la vista y buena parte del miedo simplemente se va con él, solo queda una mueca del recuerdo del sueño. ¡Que lastima que se murió sin que lo matáramos antes! Bueno, ya lo sabes, no te puedes salir siempre con la tuya
Con cataplasmas de –otroapego-
Ahora que aunque la noche fuera más larga, tanto como antes… Porque los primeros días después de eso, como que uno se puede poner tan triste como quiera que al final, pues sale otra vez la risa y no pasa nada. Sales a caminar en las mañanas y la humedad que viene del mar deja un rastro de rocío brillante en la arena que la humedece e impide que se terminen de borrar mis pisadas, mientras, camino entre la playa y la huerta de naranjas rumbo al pueblo, siempre viendo para atrás casi sin querer y me impregno todito del océano. De noche, en cambio, mis pensamientos son sueños vivos mientras transcurre el tiempo y sus efectos destruyen mi paciencia. Pasa el viento por la ventana abierta transformando la vista y buena parte del miedo simplemente se va con él, solo queda una mueca del recuerdo del sueño. ¡Que lastima que se murió sin que lo matáramos antes! Bueno, ya lo sabes, no te puedes salir siempre con la tuya
20070206
Todo olvido es un rechazo
"Todo olvido es un rechazo" me diría mi madre cuando me regañaba por no hacer algo y contestarle –Se me olvido- y por eso te cuento como me engaña mi memoria: Yo hubiera jurado que mis recuerdos son reales, que los dos llegamos aquella noche, mis recuerdos y yo, cuando se me ocurrió imaginar que todo pasa y nada se olvida, me desperté y me di cuenta que no había muerto o quizás solo resucité, la gravedad hacia su trabajo sobre el cuerpo exánime y no me permitía moverme.
¿Cómo despertar y sentir que estaba exangüe? Existía yo mismo abandonado en la cama con la boca seca y me dio trabajo convencerme que me podía animar. Primero los parpados y después las puntas de los dedos tratando de persuadirse que se podían mover, mientras, mis oídos captan el ruido de las gotas de la lluvia matinal contra el cristal de la ventana aun sin luz, amplificado el ruido por mi mente, toc toc toc ¿O solo era mi corazón latiendo de nuevo? Pensé que sí por tanto tiempo no había tenido quien o que lo estimulara: Pues ahora solo podría ser una ilusión de mi imaginación flotando en el éter.
Lo más importante es ese primer rasgo, esa primera impresión de cuando naces, o cuando renaces en mi caso. Empecé a pensar en la palabra perfecta para que mis labios se desperezaran y no, no alcanzo a salir ninguna aunque yo estaba seguro que había sido un grito pidiendo agua lo que había nacido de mi garganta, para que de repente estallara algo en mi cuello que me ahogaba y no me permitía respirar. Una pachorra se apodera de mí y decido seguir dormido, el siguiente sueño tendrá un mejor despertar. Y como sabiamente me diría mi madre... “Ya levántate, no seas holgazán”
"Todo olvido es un rechazo" me diría mi madre cuando me regañaba por no hacer algo y contestarle –Se me olvido- y por eso te cuento como me engaña mi memoria: Yo hubiera jurado que mis recuerdos son reales, que los dos llegamos aquella noche, mis recuerdos y yo, cuando se me ocurrió imaginar que todo pasa y nada se olvida, me desperté y me di cuenta que no había muerto o quizás solo resucité, la gravedad hacia su trabajo sobre el cuerpo exánime y no me permitía moverme.
¿Cómo despertar y sentir que estaba exangüe? Existía yo mismo abandonado en la cama con la boca seca y me dio trabajo convencerme que me podía animar. Primero los parpados y después las puntas de los dedos tratando de persuadirse que se podían mover, mientras, mis oídos captan el ruido de las gotas de la lluvia matinal contra el cristal de la ventana aun sin luz, amplificado el ruido por mi mente, toc toc toc ¿O solo era mi corazón latiendo de nuevo? Pensé que sí por tanto tiempo no había tenido quien o que lo estimulara: Pues ahora solo podría ser una ilusión de mi imaginación flotando en el éter.
Lo más importante es ese primer rasgo, esa primera impresión de cuando naces, o cuando renaces en mi caso. Empecé a pensar en la palabra perfecta para que mis labios se desperezaran y no, no alcanzo a salir ninguna aunque yo estaba seguro que había sido un grito pidiendo agua lo que había nacido de mi garganta, para que de repente estallara algo en mi cuello que me ahogaba y no me permitía respirar. Una pachorra se apodera de mí y decido seguir dormido, el siguiente sueño tendrá un mejor despertar. Y como sabiamente me diría mi madre... “Ya levántate, no seas holgazán”
20070202
Se secó
El guaje del traspatio del rancho se empezó a poner triste de a poquitos cuando terminaron las lluvias del otro año, como que se le terminaron las ganas de dar sombra cuando no agarró fuerza pa pasar el año. Y no le aunque, antes de acabar por secarse de completo se quitó de las hojas que le quedaban por encima y le agarró por sacar rumores en las tardes de viento. Para algunos como que silbaban las ramas con el aire, otros decían que cantaba algo triste pero yo, pues aseguro que hablaba, nomas había que tenerle buena fe y ganas de oírlo.
Después de las fiestas de mayo se me acabó secando todito y ya ni el perro amarillo se echaba en su sombra, antes ahí nomas estaba, le daba por quedarse tirado con la legua de fuera al mediodía, cubriéndose del sol. Ahora ya solo salía yo de la casa y miraba entre sus ramitas secas para acordarme del movimiento de la sombra de colores en el piso de tierra, dibujando caras y manos que me llamaban como nubes que pasaban haciendo formas, caminando mientras se acababa la tarde.
Al fin la ansiedad me llegó y me fui a espulgarlo, en una horquilla entre dos ramas, curioseando me encontré un retoño enraizado en un nido vacío, ahí solito como entablillado, esperando que alguien pasara por él. Lo tomé y me lo eché, así de chiquito y enclenque en la bolsa de la camisa y ya ni me recordé de él hasta que en la tarde me acerqué al arroyo a enjugarme la cara cuando ahí lo vi asomándose en mi pecho como pidiendo agua. Lo tomé y lo puse en un hueco ahí junto al canal y alcancé a ver como hasta como que se infatuaba de gusto del trasplante.
¿Y pues qué?, apoco los arboles no hablan, este sí tiene palabras aunque esté chiquito, llego y cruje como pa intimidarme la plática. Ahí nomas se me terminó de secar uno y empezó el otro a irseme pa arriba.
El guaje del traspatio del rancho se empezó a poner triste de a poquitos cuando terminaron las lluvias del otro año, como que se le terminaron las ganas de dar sombra cuando no agarró fuerza pa pasar el año. Y no le aunque, antes de acabar por secarse de completo se quitó de las hojas que le quedaban por encima y le agarró por sacar rumores en las tardes de viento. Para algunos como que silbaban las ramas con el aire, otros decían que cantaba algo triste pero yo, pues aseguro que hablaba, nomas había que tenerle buena fe y ganas de oírlo.
Después de las fiestas de mayo se me acabó secando todito y ya ni el perro amarillo se echaba en su sombra, antes ahí nomas estaba, le daba por quedarse tirado con la legua de fuera al mediodía, cubriéndose del sol. Ahora ya solo salía yo de la casa y miraba entre sus ramitas secas para acordarme del movimiento de la sombra de colores en el piso de tierra, dibujando caras y manos que me llamaban como nubes que pasaban haciendo formas, caminando mientras se acababa la tarde.
Al fin la ansiedad me llegó y me fui a espulgarlo, en una horquilla entre dos ramas, curioseando me encontré un retoño enraizado en un nido vacío, ahí solito como entablillado, esperando que alguien pasara por él. Lo tomé y me lo eché, así de chiquito y enclenque en la bolsa de la camisa y ya ni me recordé de él hasta que en la tarde me acerqué al arroyo a enjugarme la cara cuando ahí lo vi asomándose en mi pecho como pidiendo agua. Lo tomé y lo puse en un hueco ahí junto al canal y alcancé a ver como hasta como que se infatuaba de gusto del trasplante.
¿Y pues qué?, apoco los arboles no hablan, este sí tiene palabras aunque esté chiquito, llego y cruje como pa intimidarme la plática. Ahí nomas se me terminó de secar uno y empezó el otro a irseme pa arriba.
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