20150130

BBV

En las noches sin luna se alcanzaba a oír el canto de la sirena, vacuo y fascinante. Y yo me la imaginaba; hermosa, traicionera, cruel en el fondo de la bahía y asechando para seducirme. Desde siempre sentía el llamado que me llevaba a la perdición. Lo oía y no me podía resistir a su melodía e irremisiblemente me acercaba al acantilado, saltaba al vacío y nadaba hasta que el mar, salado y húmedo, me despertaba y se perdía el encanto. Traté todo, le subí el volumen a la radio, me dedique a comer antojitos para tener mala digestión, hacer mutis y esconderme. ¡Fue inútil!, por más que velaba me perdía en su sortilegio cuando la escuchaba.
Su voz era una melodía encantadora que me mareaba y dormía. Y lo peor eran esos tiempos en que no lo escuchaba, silencio absoluto, y vivía en la zozobra de esperar. Era inútil, llegaba ese momento en que lo percibía y me perdía en su llamado hechicero y falaz. Ahora, ya creo haberlo superado, simplemente, lo escucho, lo oigo y… ¡No contesto el celular! (Móvil, dirían en España)

20150127

Tápame

-Tápame, jala la noche para que no amanezca- ¡Y así fue la última vez!

Produce tristeza lo que un muerto deja y lo que un vivo recibe en el mundo que extraña. Me citó a las siete y sin testigos. Para cuando llegué ya no estaba, y supuse que se había ido. La música de fondo era entre las olas rompiendo contra la costera y los pájaros guardándose entre las copas de las palmas enormes. Una pareja de novios se besuqueaba en la banca de junto, ocupaban el mejor lugar (el nuestro) para disfrutar la vista del atardecer en el final del puerto. Y, si, no me di cuenta que ellos éramos nosotros… hasta tiempo después. 

20150113

Trascender

Hoy amanece y soy otro, ya no existo el mismo, ni nada es igual para el que era antes. Tengo la barba crecida y la memoria olvidada, me siento sucio y mis memorias no las encuentro donde me acuerdo. Mis recuerdos son otros y nuevos, ellos me eligen por ratos y solo intuyo que a mí me tocó ser escogido porque lancé la suerte y me toca estar en su reflejo. Y sé que si me quedo en mi retrato, esto será igual ¿O no?
Después de tanto tiempo me encuentro con mí mismo, me veo al espejo y me admiro de aun ser el dueño de su imagen. La capturo y la guardo en esta cajita de madera de cedro que tiene una pequeña llave y un espejo en su tapa, la cierro firmemente para que al cerrarla no escape. El olor de la madera se confunde con su éter.
Estoy por entender al fin mis motivos, para dejarme llevar por sus reflejos, y abandonarme a caer sobre las olas de sus caderas y la envidia de sus pechos. Y mientras, voy a culpar a mis miedos de la luz y a cegarme en sus ojos, cambiaré mi espejo por una ventana al horizonte que existe entre sus ojos.

Pero ahora, sin dormir y alterado, aprieto su frente contra la cajita, la siento húmeda de niebla y sopor, huele a su ser. Me dejo llevar por su mirada; que ahora es mía. ¡Nunca la debí dejar! ¡Ahora soy ella!

20150110

Seguro ella no lo sabe, no tiene por qué estar consciente del por qué la busco. Yo sé que tiene que haber una química entre ambos y para mí, Verónica, sigue siendo como como higiene mental más que cura. Medicina en la que de tanto en tanto busco estar con ella, en ella como remedio a no sé qué.
Sí, ya sé que es enigmática, que se deja llevar por improntas de momento en que a veces hasta hiere y ofende, pero también sé que en el fondo me tiene y cuento con ella. De repente, otra vez, empezamos silvestres y alegres, como si yaciéramos nuevos y todo es primavera hasta que llega la tormenta entre sus pechos y más abajo, tempestad de verano que pasa con la tarde.

¿Cómo poder saborear la excepción magistral que representa buscarla? ¿Cómo regresar al infierno después del paraíso? Pues… Tocando la empatía que en el fondo nos une. Llego y me dice que me ama, pero solo confundimos el sexo con el amor, el sexo es real, si existe, el amor es solo una quimera entre sus brazos.  Y yo, solo soy el rehén de sus besos y mis desvaríos.

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