20120515


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Escrito está:

Vengan a nuestra iglesia. En esta iglesia, no hay problema, usted paga y nosotros perdonamos. Nuestros androides de última generación están alineados al sentido común, son una maravilla de trato despersonalizado. Escoja uno y le brindara la mejor experiencia sensorial, que estará siempre basada en el perfil pedido por su madre para educarlo, sin regaños ni reproches, simplemente la sombra indicada en su cartilla natal. Recuerde que hace mucho tiempo, después de todo y antes que nada, ella pagó el programa que tiene usted asignado y es endémico, pero no incurable.

Usted, no está condenado, y no solo perdonamos, ¡Le creamos un nuevo perfil! en cómodas mensualidades y con tres, sí tres justificantes para pecados veniales y UN mortal… GRATIS CADA MES. Sean bienvenidos a este templo y siéntanse a gusto con un mes a prueba, sin cargo ni cargas, y recuerde que contamos con suficientes sucursales, para que se sienta usted protegido dondequiera que usted se encuentre.

Disfruten nuestros vitrales de colores cambiantes, siempre de acuerdo a su estado de ánimo; nuestras magnificas bancas de madera natural, conectadas al inframundo y canceladas por el obispo mayor y gocen de nuestras reuniones de pre-perdón y post-trauma en las que convivirá con siempre con lo más selecto de nuestra comunidad.

Agnósticos y ateos; sean lo que siempre desearon ser, estén donde siempre quisieron estar. Liberen sus culpas y prejuicios ventrales, aquí y rápido. Sus cuotas al día y ¡crean en lo que quieran ó… en lo que no quieran!
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20120512


Yo celebro, ella conmemora; en un texto fuera de contexto



El tiempo me encontró, estaba caminando afuera de la casa que hace las veces de mi guarida. El reloj se escurría atrás de mí y yo insensible me desliaba fuera de rumbo sin dejar huella en las baldosas. Y en esas estaba cavilando cuando ella, simplemente apareció entre las esquinas de un kiosco, en un callejón obscuro sobre su templete que la sostenía pulcramente lejos del piso. A lo lejos, parecía un ángel voluptuoso ondeando al viento de la tarde, con la cabellera suelta y una falda amplia de colores cenizos con los tonos de los adobes escurridos entre los muros del pueblo. Venía caminando con la frialdad de quien puede y sabe a donde, va ondeando su falda cual pendón y batiendo su bolsa como cetro para la batalla. Y claro que me sobrecogí cuando me cercó, yo siempre había sido un charlatán provocador ante ella, pero ahora me sorprendió porque nunca es lo mismo saber de una hechicera, que conocer a una mujer pérfida. Sus manos ya no eran manos, eran unas garras que me acercaban a un pecho que ardía en coraje y latía beligerante. Sus ojos ahora eran sopletes que me entregaban a sus deseos sin yo desearlo. Y sus labios, solo me pintaban un mar de dientes amenazadores, de los que se escapaban espumantes borbotones espetados, incoherencias aviesas con un tono de su voz desconocido para mí, que se volvió profundo, solo para sobrecogerme. Al tiempo que con un gesto hostil se echó la cabellera sobre el rostro, lo que obscureció aún más sus facciones y sentí sus ojos como dos puñales que me despedazaban entre sus deseos. -¿Y ahora qué?- No alcance a sugerir nada, además, no tenía opción (¡Yo y mis pocas palabras!) cuando ella, tomando la iniciativa y acercando aun más su cara a mi rostro, se despojó de los lentes obscuros con un gesto de desdén. Ahí estaban sus ojos flamígeros viéndome, rebuscando en mi alma. Y me susurró algo que no entendí, pero afirmé con la cabeza. Fue una batalla perdida, que yo celebro y el libro solo conmemora, ya me tenía entre sus garras y debía ser suyo por todo ese fin de semana. La alcance en el estanquillo, la observe, y en un éxtasis de recogimiento, abandono y sin más, solo con mi alma, me encarrile a poseerla (la leyenda siempre es un amor ingrato que se acaba). Nos enfilamos a la habitación, pero antes, pensé en comprar viandas para la batalla; chocolates, cigarros (manque no fumo) y algunos bocadillos ya preparados, que no ensuciaran la cama. Ya encarrilado la observe con detenimiento; la portada era atractiva, pero cuando leí la contraportada me emocioné aun más, ya sabía que me iba a poseer su lectura todo el feriado, extrañando el periódico u otras letras, este era un libro que prometía emociones en las que el tiempo se deslizaría lentamente.



La primera persona en persona, es el anhelo de esta escritura que solo uso para inflar mis ideas sin sustento, obscurecer tantas imágenes en tramas insolubles que inhiben el entendimiento cuando las revuelca mi mente en la prosa barata, que mientras más practico, más me envuelve en la opacidad grisácea de los atardeceres. Ando buscando que decir, algo que no sea el monologo escrito en imperativo íntimo de pasado impersonal, que con una sola idea mueve mi ánimo. Para poder hacerlo, debo ser un ente anónimo que se come a si mismo, en un susurro ignorado que lo consume entre los sueños anónimos que tendré  desde hoy… hasta mañana.



-Me llamó siempre “cariño”, tenía las manos largas y las ideas cortas, nunca de más de un párrafo breve y, si me lo permite señor alcaide; será muy fácil demostrar mi inocencia, yo no la maté, ni se nada de la víctima. Ayer terminó todo y yo, a fin de cuentas, ya estaba ingresado en el manicomio, pintando las paredes de azul y con la brocha, aplacaba mis instintos mientras disimulaba mis lagunas. Porque su nombre, para mí, siempre fue una tumba y tenía algo de niebla entre sombras. Pero que importa si yo siempre sería “cariño” u otro nombre, que no era el mio, susurrado de a poquitos-

Eran como las gotas de miel que se escurren desperdiciadas y te manchan -Lo que no te de yo, no te lo dará la vida- Lo de ella era miel que no disfrutas, son gotas de hiel entre sus palabras mal dichas. Después de tanta intensidad, llegó insulsa a preguntar la hora, ella sudaba y algo le escurría de la comisura de los labios, era la marca de un anzuelo que exigía atención, pero se empecina en vaciarse mientras sus viejos amores, se convertían en odios latentes e inequívocos ¡Que vivan las tortas de mole de guajolote! (Aunque manche las sábanas) Que es tan absurdo que solo puede interpretarse como un símbolo. Empiezo a tener miedo de ella, porque esconde muchas cosas en su silencio, pero no puedo quejarme ¡He vivido de su cariño! Y estoy seguro de saber imaginarla por algún tiempo más.

Miraba con naturalidad los halagos que pasaban de unos a otros sin pena, los toques fortuitos que teníamos y que le encajaba entre visita y visita a territorio comanche, en las que me presumía de su marido y traficaba su permiso de ejercer pasión, mucha pasión. Al tiempo me instaba a olvidarlo pero bien que lo traía impregnado entre las borlas de su falda corta y las pequeñas gotas que perlaban su frente, cuando se ponía nerviosa haciendo el amor y me recordaba que el buen querer, no se deja convencer nunca. Hasta que te desprendes de ti mismo, de las únicas palabras que te ensillan a ella. Siempre está ahí atrás, luminoso y radiante, listo para explotar al menor toque, porque sabe que se puede convertir en nada en un instante y lo único que lo une, es un poco de paciencia en la rara combinación aportada por mi misticismo y su realidad, en la que solo importa el estar cerca e inminentes como honrados milicianos en una batalla contratada. Y todo perfecto hasta que le dio por cambiarme el nombre, y no por el de su marido, sino por el del santo en la feria en la parroquia de barrio, que junto con el azar, tocó a mí oído como albur de fiesta que se concreta en un escueto –Algún día- En que hoy se entrena, para estar muerta en un panteón lleno de flores que controla mi subconsciente. Caminar por la noche fantaseando con la mirada perdida de su personaje que se transfiere de escenario, con la tranquilidad de quien domina la puesta en escena. Y siempre está buscando recuperar todos esos recuerdos que se pueden llegar a encontrar en la búsqueda personal de tantos anhelos que se quedaron en el camino. Rara como su sonrisa, de saber degustar un libro que te atrapa todo un fin de semana. Que yo celebro y ella conmemora.


(Son tres partes, 1 El enamoramiento del libro, que aunque el, para mi es un ella. 2 Una explicación de porqué lo hago y 3, Las notas de la crónica de esta lectura, apoteótica y sublime, en que mezclo la trama del libro, con mi experiencia en la leída sobre la cama, por todo el fin de semana)

20120507

El baúl de los haikus.....


La noche está aquí

Los ruidos se extinguen

Y el frío hiere



Por última vez

Junto al amanecer

Llegó radiante



Las lluvias de ecos

Que aturden al atardecer

Jamás serán voces



La raíz penetra

Enjaulando las piedras

Con gritos mudos



En el límite

Lo estrecha tan cínico

Más allá, la nada



Los vientos se van

Vil, pasa un hálito

Que al aire quieta



Fláccidas en paz

Flores como pendones

Flotan al viento



Hojas de viento

Jugueteando se apuran

Cerca del suelo



En suave alba

De tormentas perfectas

La luz se rasga



Las aves, sin viento

Todas, batiendo sus alas

Vuelan sin llegar



Las gotas rozan

Pétalos, arboles, aves

Con lluvia limpia



Escurre la lluvia

Tiñendo las cortezas

De manchas frescas



En mi derraman

Se disipan recónditos

Cuentos de bosques



El aire delgado

Se pasea entre  las ramas

Y ahí, se turba



Pasan y se escurren

Violentas e imprecisas

Nubes tristes de gris 



Halamos las raíces

Hasta que se vuelven ramas

Y florecen eternas



Bordan los cielos

Dejan la vía rayada

Aves como chispas



Ocres y grises

Pasean entre montañas

Restos de nubes



Una tras otra pasan

Se citan con la vida

Atrás de la sombras





Hojas de otoño

Bajan secas al bosque

Ya es silencio





Nadie duerme aún

El sol no puede ahogar

La razón ciega



Últimas alegrías

Nubes, sin rumbo se van

Hiriendo lomas



Las nubes alegres

Con embozo de cielo

Se pintan de azul



Miro su rostro

Un vahído inmenso

Que escupe niebla



Aquí estamos

Desternillados, porque abajo

No hay nada



Desternilladas

Grandes nubes se burlan

Del bosque seco



Los tiempos vacuos

En una arruga del viento

Sin pasar… se van



Los vientos pasan

Entre nubes espesas

Alegrándolas



Seducidos por

Nubarrones durmiendo

Van los pájaros



Nubes al borde

Presagian en su sombra

Un frio sosiego



Sin preocuparse

El ave alza el vuelo

Deja su nido



El mar se calma

Frescura que desarma

Silencios se abren



El ruido pelea

Al aire de mis palabras

Un cuento se crea



.    El viento fluye

Dejando un silencio

.   Entre las ramas



_   Un raro de azul

Cae sobre el amanecer

_   Desparramado



Rumiando mudo

Mis recelos guardados

Aspiro mi vaho



Fértil encanto

De sol, aire, lluvia, tierra

Deja esa joven



Falta un árbol

Miles de sombras tristes

Llenan su hueco





Vivo, soberbio

Presumiendo su imagen

Labra su pose



La hoja cae grácil

Hasta que hiere al piso

Entonces… muere



Deja su huella

Fugaz firmando el aire

Mientras perece



Algo ha huido

Se desliza sin prisa

En fugaz caída



Cinco mas siete

Y un cierre con cinco

Así es de fácil



Quien es feliz

No cuestiona razones

Ni ve tormentas



Se quedó vacío

Para colmar de brotes

Sus entristeces



Fosca sobre cielo

Sin más mirar que estar

Huye en silencio



Déjate llevar

Escribe el pre-texto

Que será final



Abriendo cofres

Corriendo cerraduras

Deja amar al amor



Abriendo cofres

Arrancando los cerrojos

Deja amar al amor



En un suspiro

Para soñar lo mismo

Dormitaremos



Con un vagido

Intangible y cierto

Nace una flor



Las olas se hunden

Solas desconsoladas

Yo, así… veo al mar



Sobre las dunas

Se nacen tan desiertas

Crestas sin luces



Llueve sin piedad

Truena el ruido al caer

Desamparado



Mientras caen lentas

Las frena sin tocarlas

Su suave aroma



Tan sin sentirlo

El tiempo pasa feliz

Entre las horas



Así, entre brillos

Se derraman las sombras

Atrás del Dios de luz



Tan entre nubes

Se derraman las sombras

Y cuelan los fríos



Chorrean agua los días

Mientras transcurren grises

Con precoz siseo



A darle, que es mole de olla

¿Y yo?

Qué decir si ya lo dijeron todo



Creo que al soñar

Se perdona el color

Duerme la vista



Va el tiempo asaz

Entre la felicidad

Ya sin transcurrir





Detrás los vacíos

Dócil, la flor se cierra

Del frio con sus hojas



Hojas la cobijan
Tirito de frágil flor
Que dócil cierra



Lejos está cerca

La nube al transcurrir

Lenta vive pronta



Silba el viento

Estremeciendo todo

La nube huye



Puesta de niebla

Con el fresco del alba

Despierta una flor



¡Cuantas aves al aire!

Las angustias del viento

Requieren sus alas



Llamando vientos

Se deja caer al aire

Lánguidamente



Mientras vuelo idea

Se van las plumas del ave

Con plan tan ocioso



Niebla que agobia

Tan cerca se esfuma

Que ¡lejos se ve!



Crece la vida

Feliz flor en tu seno

El tiempo viaja



Mujer; semilla,

Fruto, flor y camino,

Diario pendiente


Sin espacio el mar

Desiste en la playa

Su claro hervor



Veniales faltas

Dejan surco profundo

En la conciencia



Causes perdidos

Plantados en el borde

De verde hierba



El edén extingue

Lloros y penas abrumados

De mandas muy idas



Deja en claro

A quien deben temerle

¡Ruge tormenta!



Troncos huecos

Antagonismos rellenos

De orugas plenas



Él hubiera ¡existe!

Cercana fuga del ser

De su existencia



Ingenuo cielo

Echando todo arrojo

Al cubilete



Lejos del cuerpo

Mis brazos buscan tu piel

Sin encontrarla



Tremor cercano

Del ardor contenido

Anhelando salir



Lejos del tiempo

Sombras viajan mi cuerpo

Desamparado



En chapulines

Asados con sal y ajo

Mi poesía se va


Con gracia vacía

Se dejan ver en mi brío

Poemas sin chiste



Negro confuso

Pegada en mí muro

Noche sin rostro



Mutis callados

Rayos despojan cumbres

De sus memorias

                       

Corre siniestro

El tiempo sin sentido

Entre caprichos

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