20091229


Fin de año en el caserío


Y yo que no salgo, pues ya me vale lo que sea; pero para mí son carnes que han de ser mías cuando se desparpajen en los callejones que nadie visita, por ese miedo a encontrarse con esas caras alargadas y medrosas de frente y sin deberla. Por algo será que el cura, antes de tapiar la iglesia e irse, los exorcizó y maldijo a todos. Pero este maldito Pancho, nomás los anda invocando para ver que se encuentra entre los abandonos. Y tú qué piensas que la debilidad te hace caer en la impulso a hacer algo, y los malos modos te empujan a las tentaciones. Para aprender a sentirte culpable y seleccionar cuidadosamente la porquería. Pero ¿Qué se puede escoger de lo que ya no sirve? Mientras, los humos recorren tiznando las calles e impregnan de olor a hoja de tabaco el pueblo y, yo sospecho que los muertos fuman y se acompañan con su olor a podrido y viejo entre chupada y chupada.

Eso lo aprendí mientras huía de esta mitad del pueblo abandonada, en la otra parte… ya casi no se refugió nadie, solamente una que otra viuda desamparada que no tenía donde guarnecerse, ni para donde jalar. Pero para nada que las luces que usted vio sobre la alameda eran el reflejo de la luna en el humo que salía sobre las chozas que hicieron los huidos en el monte de junto, los que ya no están. Dicen que ese humo es diferente porque el Pancho quema cosas raras en las noches para asustar a los nahuales o a veces yo creo que para llamarlos porque está bien raro como amanece así entre tanta niebla y pues hay que ver las pisadas en las calles, son huellas de animales que ya ni se hallan y aunque todas las puertas se quedaron abiertas cuando huyó la gente, no entran.

Y qué, cuando me lo contaban los parceleros que venían hasta la casa a tomar agua cuando no había que hacer en las líneas de maíz y arreciaba el sol, eran como esos secretos que se convertían en relatos y acababan en cuentos de valentía o miedo. Ahí nomás lo veían llegar sin hacer ruido y caminando sobre sus mismas huellas siempre al mismo lugar, callados y sin dejarse ver más de lo necesario. Al fin es el señor de la mala suerte y lo buscan por sus conjuros que no por sus friegas y limpias mientras lleva su gallo negro al el sobaco como dándole un calorcito y que si tiene suerte, le durara un par de horas en lo que llega su hora del trajín, sin ese miedo que se hace caldo al medio día. Eso sí, bien dicen que sabe matar gatos de siete maneras diferentes.

Yo, queriendo decirlo, lo digo. No como él, que habla y habla y cuando ya no le conviene solamente deja de usar las palabras mientras a puros gemidos se da a entender. “Fue la voluntad de Dios” y era suficiente para explicarlo. Que me lo llevara al panteón aunque trancara la puerta y se negara, era como ponerse una máscara y ser otro sin pedir nada extra “¡Pues lo que haiga mi cabrón!” y se lo cargo la chingada. Ahora empiezo a despojarme de lo que no tengo y a arañar entre mis sueños lo que resta como nadando en seco hasta que me decidí a tronarlo. Y ya no me pida que le explique para que se lo cuento así, es para no tener que estarlo mascullando por dentro más días.

Pero eso sí, antes le hurté el morral y los huaraches porque ¡ya para que los necesitará! y yo que ya me siento saliendo del panteón mientras platico como pasó todo, aunque después lo tenga que negar porque al fin, nada más a mi me consta. Pues que nomás lo enterré yo solito, no hay ni quien sepa o le conste. Y peor, desde que se me escapo el burro, no es lo mismo el trabajo, antes bien decía que Diosito me ayudaba y yo la regaba, pero ya ni eso vale. Y para qué lo cuento, si ya no tiene remedio, nunca aparecieron de vuelta ni Dios ni el burro, ya perdí la fe.

¡Ora qué! Si siempre hay una nube que se adelanta a todas y esa, seguro que no nos moja, mejor me fui porque ni para qué esperarla, era como tratar de que acabara bien y no tenía por qué ser así. La casa siempre fue blanca, con su buena puerta de talanquera, pero ahora no la veo más que gris de tanto humo pegado a la cal. Y, ya no sé qué me gusta más para huirme, si las nogueras o hasta las palmeras de más abajo pero sería un decoro cualquiera de las dos en mi largada.

Jefecito; ¡Este año ya se fue al infierno!





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20091214

Espejo


Antes nunca supe el porqué llegaba ante los espejos y me veía a mi mismo por atrás, hasta que decidí dar un paso más, y otro, y otro antes que el otro para enfrentarme al yomimeconmigo. Pero más antes empecé, cuando al ver la parte trasera de mi fotografía me vi de espaldas y dude en empacarla en el bulto que antes de viajar siempre preparo, porque al fin no sé si regresaría después, ¡yo o mi equipaje!

Y empacar ¿Qué cosa? ¿Se puede seleccionar la basura o algo que ya no te sirve? Que será prudente llevar a nunca jamás, antes que todo acaso el marco con la foto que me tomé antes de planearlo, cuando estaba descuidado y por eso salí tan natural. Pero antes que eso guardé un cepillo de dientes y una bata de dormir, porque mientras más desnudo estoy, menos frío tengo ¿Qué habrá al otro lado del espejo? Antes de intentarlo lo pensé; que aquí para allá, que al revés antes no veía nada y ahora imagino todo.

-Se gentil conmigo- Así, hasta que después me quedo sin vivir. Antes, en el mundo en el sobresalto desde quien no tiene anverso. Pero antes me di cuenta que desde ahí, nadie me había visto antes, porque cuando lo cruzo ya es después ¡Ven aquí! Y me enseña la puerta y el regreso ¡Irme antes! Si aún no estoy y ya me veo entero y firme ¿Correr? Si solo son unas micras de espejo y su gran capacidad de mostrar una alternativa y el gusto de verme desde fuera de lugar a mi mismo ¿Cómo negarme a dar un paso antes de eso?

-Antes dime cómo eres y después buscaré… tu imagen en una humedad marcada en la sábana- le había dicho antes pero ahora ya era después y mas que tarde, a lo más es una mancha vieja que había llegado al colchón para después estropearlo, y todo solamente para darle vida a miles de bichitos que estaban entremetidos entre sus frunces, como en el espejo, atrás y adelante. Delante y atrás, por y entre, antes y después de que me enterara de que no podría salir, aunque sé que fue por gusto entrar y siempre supuse que habría manera de dar la vuelta y regresar, eso sí, con almohada nueva (o al menos funda limpia).

¡Si no me reconozco, no sé si soy y existo! Ahora pienso en mi éxito lo menos posible, Necesito estar frente a un espejo de los de antes para poder decirme buenos días yo mismo y después seguir, asintiendo y disintiendo, antes de que se me quite el ansia y llegue el orgasmo. Mientras, atravieso el cristal en una muerte de a poquitos y después poder revivir, ya de este lado. ¡Quien pudiera quedarse en un instante y permanecer eterno en sus entresijos! ahí, en ese soplo que aún recuerdo y vivo, oteando el horizonte mientras solo contando cuentos me entretengo, hasta que llegue el momento en un santiamén y no antes ni después.

20091201

El campanero


¿Cómo que a qué me dedico? Pues a campanero, y no crean que estoy todo el día nomas ahí recargado en la torre de la iglesia o de sacristán

¿Qué hago? ¡Pues a darle aire a las campanas! a consentirlas como yo bien sé. Hay otros que nomas se dedican a aporrearlas y hasta las lastiman, siempre las oyes quejarse en sus repiques, no saben del oficio de sobar los bronces benditos. Hay que saber acariciarlas y darles más aire en el momento justo, cuando te lo están pidiendo para que se pongan a cantar de contento.

Véanlas nomas como se cuelgan para ajustarse a la fachada del campanario y nomas se quedan ahí todo el día hasta que se tiemplan con el solecito de en la tarde para, después, su llamar dulce en la noche a los rezos. Porque en la mañana tienen frío y nomas no suenan igual es como que tiemblan y no entonan. ¡A ver si un tañido de luto no tiene algo que te deja frío! y hasta te mueve el piso, y eso que no les ha tocado uno de dos horas de profundo desconsuelo, ¡eso es colgarse de la grande! Como cuando me llamaron a Puebla por lo del Papa, no en balde le pusieron la María, es la mamá de todas y acariciarla es irse a la gloria, la tocas y hasta sientes que brilla más el sol.

Yo nunca he tenido problemas, a mí nunca se me ha roto una campana y no me quedo dormido a la hora que toca. Ya es ganancia saber cuidarlas, saber balancearlas de a poquitos hasta que se echan a volar alegres y llenan la ciudad. A lo más, una vez se fue un badajo pero no descalabró a nadie. Cuando hace frío, no es tanto lo dulce que suenan y me pongo a tocarlas hasta entran en calor poco a poco mientras despiertan todos. En sus las vueltas, fácil me levantan hasta un par de metros con el impulso y sientes como el aire al pasar entre la torre te acaricia.

Y no se crean, no cualquiera sirve para doblar las campanas, que no es repicar. O para espantar los truenos sin desgraciar la torre, es todo un oficio tocarlas. Pero a mí lo que más me gusta es la carraca de semana santa, mientras enmudece a las matracas chiquitas de abajo, ahí si se necesita huevos para tronarla o en las fiestas cuando volteas completitas las campanas y se cimbra el campanario y por buen rato entre los cuetes y la música.

La peor tocada es la de arrebato, lo bueno es que hace mucho que no hay necesidad de echarla a volar, la última fue la del terremoto, primero solitas se echaron a volar y alguien dijo -déjenlas platicarse a gusto- pero después llamamos a toda la gente para ayudar ¡qué mal pedo!. Y ya hace mucho tiempo que no me toca oír a las caracolas respondiéndole a las campanas, ahí sí que se me ponía chinita la carne en las fiestas del pueblo, unos en la iglesia y los voladores en la plaza arriba del palo con su tristeza, que bien sé que eran ceremonias para llamar al nahual, desde la torre del campanario lo veía dar vueltas al pueblo en la noche, lo bueno es que yo estaba en bendito.

Pero no estoy por eso aquí guardado, cuando se echaron a volar las campanas para colgar a los rateros, yo ni estaba en el pueblo. Todo fue entre los rancheros y para cuando los azules preguntaron por el campanero, pues que me toca. Pero en serio señor licenciado que yo… ni vela en el entierro. Y dispense tanta plática, pero yo siempre tan solito en la torre, hora si me eche a volar, suelteme que tengo fiesta el viernes.

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