20080726

Que si, que no. Quesi quesi queno.

Ya era bien tarde, los perros empezaron a ladrar desde antes del amanecer, y yo salía de la cantina que ya escupía sus últimos cabrones. Unos jalaron para la casa de Lucha a seguirla y otros –corriendo medio pedos- a la sacristía de la iglesia a entregar su mayordomía al siguiente turno y pos que… niuna niotra… me vine a tu casa y si después me arrepiento pues ya ni modo. Y claro que no me atreví a tocarte la puerta, solo me quede viendo como la pintura azul de la fachada -de a poquitos- cambiaba de color y empezaba a verse cacariza con la luz del foco de la esquina iluminándola de costado. ¡Quien fuera ese vientito frio y seco que baja del monte pa´ meterse entre tus rendijas! Pero no, yo estaba en el lugar equivocado y enfriándome a lo pendejo, viendo lo que no se veía entre los resquicios de la ventana, olvidando los finales y algunos recuerdos. Y así, hasta checar como una pinche huida, de la que ni te diste cuenta de tan cobarde, provoca un gran alivio porque compruebo que si no te veo, no estás y te mantienes aquí adentrito de mí, solita pa´ mí.
No tiene remedio, me quedé aquí atento y bien prendido haciendo planes mientras la noche pasa entre buenos consejos y malos ejemplos. Esto es como el día que está entre muchos, salgo al frío con mi chamarra obscura para disimularme, me pongo las botas que no debo ponerme porque son ruidosas y su taconeo me delata a cada paso mientras camino -va y viene, viene y va- y fue suficiente para delatarme y que salieras a ver quién era el escandaloso. A ratos, mientras estoy andando nomas me oigo yo solito haciendo ruido y esto, aunado al gabán que ya ni lo aguanto en los hombros, como para aumentar mi ansia mientras pretendo circular ligero, solitario, con las palomillas que rondan la luz de los focos en las esquinas, como queriendo quemarse al calor ¿Será esto un maridaje conmigo? O quizás solo es el miedo a verme en las sombras el que me hizo quedarme impávido. Había pasado varias veces enfrente de la cantina y ya no había nadie, aunque el burdel aún tenía música y no, mejor me jalaba de nuez para tu casa.
Cuando te traté, tú me contaste tu vida, algo sobre el tiempo que pasaste en la capital y cuando quisiste cruzar el rio para irte de mojada –Háblame de tú- me pediste. Como eras la única hija del dueño del ranchito que está en la salida de los magueyes y ahora te dedicabas solo a parir los chivos para la temporada buena, bonitos animales los que criabas cada año. Una vez entré a tu casa con el pretexto de comprarte cueros y me invitaste un café bastante feo, eso sí, muy dulce para mi gusto y no me aceptaste salir conmigo nunca. Hasta que quedaste embarazada y nunca supe de quien ni porqué pero de repente ya eras “viuda”. Era muy tu gusto tratarte con los muchachos del pueblo y hacerte la rogona hasta que ahí plantaste bien petacona y con tu chamaco pa´ arrear chivos.
Lo mío es otra cosa, andar de vago por el pueblo y llevar el ganado al matadero los viernes con el cuchillo bien puesto al cinto y afilado para ayudar a los matachines a limpiar los cueros, bueno, nada del otro mundo pero ahí la llevo, sale pal vicio y sobra para malpasarla que para lo borracho que soy, pos que ni que… casi no tomo. Yo, ya sabes, de enamorado pos para que te digo que no, si lo burro se le nota a uno a distancia, nomas oyes como dicen –Ahí viene este pendejo- Y yo creo que eso fue lo que me calentó pa´ venir hoy al salir de la cantina, ver cómo me tiran de loco, nomas se ríen atrasito de mi. Y ahora que me abriste la puerta pues… que se me va el valor, hay muchas cosas que se juyen de a gratis y otras que pagaría por hacer, pero venir a verte como que me va a salir bien caro, ni modo que les respondiera -Éntrenle a lo mío que ora es de todos- ahorita ya siento mi mano que como que te quiere abrazar más fuerte y se le va nomas en sobar la navaja recién afilada mientras no sé cuál de las dos está más puesta pa´calentarme.

20080721

Y qué más da, hoy tengo que salir de transitar un buen rato mientras asimilo lo que había sido, para entender que eso me es ajeno aunque lo hubiese vivido. ¿Cómo intimar a lo imposible?, aquí está y es real o al menos eso creo. Como agua y aceite nos resbalamos y bien sé que yo no soy el problema ¿o sí? Mientras, siento su halito junto a mí, la muerte se ase de mi brazo, volteo y veo como sonríe, su aliento no huele a nada.
Me invita a caminar con ella, me pide que nos hagan un retrato acompañándonos, -después de todo, esta será la última vez- me dice como para convencerme y yo le pregunto-¿quién será el habil que nos capte?- pero ya no me contesta. Ahora, ya pasa más lento el tiempo y no es tema el destino sino la inmortalidad del camino circunscrita a mis deseos, bueno, al menos el diablo no se ha dado cuenta que he muerto y aun transcurro liquido entre formas más concretas y apetitos de ausencias menos fáciles de condescender.

20080712

-Acá las cosas son diferentes y el tiempo no camina igual pues ya ni mis güesos se acoplan a los suyos con la misma solitud de antes mientras el tras-tras rezumba en mis oídos sin parar- ahora para llenar el pelo de viento lo tengo que pensar dos veces y su ligereza, de tan largo, rebasa el tiempo mientras caigo en la tentación de mandarle una mirada furtiva en el espejo so pena de recibir un tajo. Mientras, recuerdo y me engaño a mí mismo con mis buenas intenciones voy modificando el pasado y subiendo mis expectativas para conformarme, más lacio, con seguir reconociéndome en el reflejo y no en el retrato como si algo hubiese ido desaparecido poco a poco, primero el amor, después el erotismo y al final la seducción. Las descripciones ya no son, y es que nuestros deseos siempre nos llevan a más obsesiones. De arrendador y dueño me vuelven arrendatario del hueco que queda mientras me quedo con las ganas de contarle la última parte, pero no, el tiempo termino, despierto, levanto la vista y quedo complacido, ¡el corte de pelo me va bien!

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