20070329

A todo gas


Como deseo ser poseedor del destino y manejarlo a capricho, pero... pues no es así, el mío más que suelto, se me hace que está disperso en una sucesión de hechos que parece pierden continuidad entre el tiempo, paseándose inocentemente y aparentemente sin consecuencia entre lo real y mi fantasía de mi ingenuidad. ¡La ingenuidad! Quien como yo, no muere cautivado por vivir, y cuantas cosas tenemos que creemos que están simplemente aquí y no, son fruto de una gran pasión y mucho trabajo.

Plagié los conceptos de lo que tú me planteabas para dejar desfilar las ideas sin forma, para que se asentaran en mi boca mientras nos enamorábamos ofendiéndonos mutuamente. No se podía decir que fuese una tragedia. A final de cuentas en una disimulo encajaba mucho mejor su desventura, a último se me acuso de sobrevivir, eso, era inaceptablemente inteligente pero falso. Solo descubrí que era irreal y falsa su conjetura de la realidad, la verdad es dolorosamente cruda y se estaba deshilachando en tu mente mientras intuía la realidad, pero al final llegué a la conclusión que no podía ser cierto.
Estaba el frío en su mejor momento, el agua en la fuente, perezosa se quedaba escurriendo entre los cucuruchos de hielo mientras avanzaba el sol y no se animaba al deshielo completo y, ya lo sé, para mí está claro, claro que te quiero, pero algunas veces quisiera mi vida de regreso en la velocidad, encontrar otra vez una metáfora que me enseñe mi yo, entenderte concibiendo a los demás es toda una odisea, es casi como analizarte en un diván contra la pared y a obscuras. ¿Estás describiendo mi vida? O solo quieres pagar alguna cuenta pendiente que arbitrariamente llevas en la conciencia para disuadirme de salir hacia ningún lado.

A final de cuentas reza por no convertirte en tu peor enemigo, ya no entiendes y yo no hablo lo suficientemente claro como para contarte una historia que no quieres escuchar. Yo ya sé que tu problema: es que te tomas demasiado en serio a ti misma y esperas que yo haga lo mismo. Y no, no me puedo tomar por sentado lo que soy y menos lo que me consideras. Cuando me pides un reto yo te sugiero una escapada en la autopista a todo gas y tú quieres amor un par de horas sin contaminar y entre la tibieza de las sabanas.

Estambul

20070328

La luna


Ayer fue luna llena y eso siempre tiene algo que ver con mi estado de ánimo, pasa el tiempo y siento como algo es diferente ese día. Me da la sensación de que ando algo perdido, veo las cosas en blanco o negro y me siento culpable de lo que no he hecho. Era aun de madrugada y sábado, Me encaminé a la casa y ya en la regadera, tomé la navaja para desterrar lo que quedaba de barba del día anterior porque eso lo único que me importaba a esas horas, sentirme magnifico para verme en el espejo y tener que engañarme menos a la luz del día.

Recuerdo perfectamente la tarde anterior, llegué en silencio, casi a hurtadillas. Me encantó la sensación del viento, los momentos en que interpretaba los pasos entre los árboles, como monedas ahorradas en el paseo, siempre yo, siempre asimilando, resbalando en las devociones y aprendiendo, aprendiendo en el pequeño instante en que me encuentro en mis pasos. No diré que ya no lo aprecio, pero no es lo mismo el huerto sin tiempo para disfrutarlo, sus hojas arropándonos. Nunca pensé en tenerme paciencia para quedarme dormido entre tu pelo y al aire libre.

20070326

¿Quién vende recuerdos? Yo los compro
Se había quedado sin tiempo, llegó a la terminal y procuró no agitarse mientras recordaba cómo fue una sola vez, pero el tiempo nos hace perder suelo y razón mientras esto es tan puntual que termino sin saber quien soy... ¿Y todo en las aceras de Paris? Meneado con un poco de intriga, regresé en marzo a ver el deshielo con ganas de tener miedo y estar enamorado, seguro que el deseo nace de las ausencias que no de las palabras... Es como un pacto suicida de dos que no saben qué hacer con el futuro, recorriendo avenidas de luz. -¿Miedo y caos? ¡Qué angustia! Entra, entra-(Con alegría inocultable y una sonrisa que me desarmó pues claro que los favores que no se pagan, se terminan correspondiendo)
Miedo. Yo tengo el mío alojado entre los recovecos de mi mente en que trémula, y en Paris solo sale de tarde a ver correr el Sena, mientras, miro el sol y como se pone atrás de tu pelo desde el sino de mi incongruencia. Esta es la ilusión que mata al azar elemental que te dio forma entre tanto recuerdo expulsado de mis sueños en que enamorarse de una forma tan exquisita, quedando tan obsesionado por alguien, es como una terrible esquizofrenia. Tomando algo de aquí y de allá mientras te desgrano, ahora nuevamente una vez que te tengo real conmigo para tomar lo bueno de mis recuerdos, no solamente lo ideal. Solo una más de mis fantasías en que siento que me ahoga el peso de mis recuerdos, sumado a lo que imagino mientras fluyes suavecito, como el rio anocheciendo que se diluye cuando empieza a soplar un viento frío que se lleva el paisaje y me obliga a cubrirme el rostro para regresar al anonimato.
Desde siempre me fue inmanente ser consecuente a los ratos que me dejaba libre aparentar estar vivo y con un brillo que no existe más que en nosotros dos, sin que nadie me atribuyera algo más que un poco de cinismo excéntrico por parecer extraño y aislado, buscando gritarle a lo que se perdió en encontrarse las diferentes respuestas que me hacen sepultar permanentemente mis memorias en un programa para ser neutralizado en mis sueños, que cuando terminé de asimilarlo se había hecho de noche y era inverosímil. Me había regalado tantas cosas que me era difícil imaginarme sin sus detalles y mucha gente ni siquiera es consciente de esto, pero ella, sabe que la observo y hablando me escucho mientras sus gestos y manos me ayudan a pronunciar.

20070323




Turquía, Estambul, Santa Sofía

20070320

Los Sapos


Pues ni sí ni no, quien sabe o a lo mejor, pero la mejor receta para un domingo en la mañana es chacharear y salir a buscar con ganas de no encontrar nada útil en los mercadillos. Hallarme en la sensación de poseer, de acumular chunches y experiencias que se continúan en una aglomeración de cosas que están ahí para ser mías, para acompañarme. Cosas que significan algo, que me seducen cuando las veo agolpadas en los estantes y cajones sin ningún orden mientras, se transforman en recuerdos que dicen algo del mal gusto que tengo por atesorar, en placebos para lo que no hay cura.

Y todo hace ausencias que extraño, olvidos que se recrean de vez en vez mientras veo tantos objetos sin sentido que murmuran entre sus territorios, platicándose entre ellos su pasado y que ciertamente, no sirven para nada. ¡Pero ahí están!

20070314

El eco

Hay que tener sangre fría para conocerse y aceptarse, sé de alguien tan egoísta y ególatra, que, envanecido, se enlazó consigo mismo en una boda en que después de salir y entenderse por un tiempo, se realizó completamente. Porque después de la boda nunca pudo encontrarse más que en una relación egocéntrica en la que se autogestó, para después decidir que necesitaba alguien perfecto que le heredara y adoptarse él a sí mismo en una ceremonia pública en que se bautizó con su mismo nombre.
A este rito, a el que solo llevó su foto de pequeño y no invitó a nadie porque era un asunto “familiar” en la que en la iglesia, solo, escuchaba absorto su propio eco, obviamente, para sentirse completo. Era un retrato que solo mostraba su mejor ángulo, pero siempre se excusaba de todos modos –Es de mi hijo- decía como pidiendo perdón y excusándose, aunque después se mostraba tan narciso que terminaba por aceptar –Es igualito a su padre-. Ahí se dio el gusto de saludarse personalmente.
Y algún día sintió que murió, y ya no supo quién era él, al final decidió matarse el mismo para dejar vivir a su hijo, que por cierto, era más joven y había heredado su buen gusto –Que difícil la soledad- se dijo al despertar la mañana siguiente, después de verse en la foto de cuerpo entero que tenía en su cuarto y dirigirse al espejo incierto que tenía en el cuarto de baño... -Como todas las mañanas… ¡aquí estoy!- y el vaho empaño el cristal obligándolo a retroceder un poco.
Hay gente que no sabemos ni vemos, invisible camina a nuestro lado sin darse a notar.

20070311

¿Con esto pago mi libertad?


Cuando llegó a Paris, ella ya lo esperaba y al verla parada en el lugar indicado supo quién era y que quería, se sintió embelesado por sus ojos verdes, creyó que la cara se le ponía roja sin saber disculparse por su manera de observarla fijamente. Si, pensó que estaba en el último lugar del mundo y que no pertenecía a esas callejuelas que están entre la Gare Du Nor y la Gare Du L´est, en un barrio que se sentía peligroso a esa hora, tan lleno de inmigrantes y hoteles de mala muerte. Ella tenía la cara envuelta entre una bufanda roja de seda que dejaba escapar el vaho blanco de su respiración pausada y una cabellera espectacularmente larga que solo permitían adivinar un rostro peculiarmente atractivo, que no era muy explícito para la curiosidad que lo apaleaba después de tanto tiempo de imaginarse el encuentro y quien sería el contacto.

Metió su mano en la bolsa interior del abrigo y comprobó que ahí seguía la pequeña caja cuidadosamente amarrada con un listón blanco que era su pasaporte a la libertad, el viaje en tren para evitar las revisiones de los aeropuertos lo había puesto nervioso y se sentía cansado, hambriento, necesitaba un café.

Se acercó y la identificó. La invitó a buscar un lugar más propio para hacer el trato y entrar en calor pero solo se le ocurrió señalar con el dedo la avenida ancha que tenían enfrente para caminar –Habrá una cafetería adelante- le dijo con cierta aprensión en español sin saber si le entendería. Como si no fuera suficiente para la ocasión la prisa y las contrariedades que venía arrostrando para enfrentarse a algo que no conocía adelante en la calle obscura ni siquiera sabía si hablaban el mismo idioma. Ella provenía de una pequeña aldea de Rumania que era famosa por sus argintari que nunca dejaron de ser nómadas con el paso del tiempo, siempre en el camino buscando que hacer para sobrevivir y, claro, su estancia en Paris solo era circunstancial. -¿Será suficiente?- -Es lo acordado- dijo la gitana en perfecto español y tomó, casi arrebatándole, la pequeña caja que temblaba entre sus dedos para abrirla, viendo que efectivamente era lo convenido, y casi sin despedirse ella desapareció entre las sombras de una calle lateral.

Se quedó parado un momento tratando de ver si alguien más los había observado y sonrió por primera vez en el día mientras, aliviado, tomaba el camino de regreso a la estación, tranquilizado, procuró no pensar en ella y se concentró en regresar a su libertad. Sería la única vez que la viera en persona y siempre se arrepintió de no preguntarle su nombre.

20070309

Andobas la interfecta.

Indolente, socorrida por el calor que la deja exhausta entre la nada se adelanto a arrancar el automóvil y tomar la carretera, estaba tan cansada como un perro asoleado. Ansiosa por que terminara el camino, por bajar las ventanillas para que el viento pronunciara su nombre y sin saber que es una experta en conseguir dificultades, claro que las complicaciones se atraen y nunca llegan solas. Pero ¿Cómo puedes dedicarte a lo que te gusta si estas atado a lo que no te servirá después? Etiquetada y técnica se encasilló atrás del volante sublimemente forrado de cuero suave mientras el sol se arrastraba en el horizonte. Empezó a llover con la noche y los limpiadores le recordaron sus consejos antes de salir, uno tras otro en la misma monotonía de quien sabe que no escucha y la velocidad traviesa se volvió hastío y ella le habló al horizonte para arrepentirse, pero solo pudo hacerse una propuesta para volver divagando las curvas iluminadas por una sonrisa lánguida. La verdad es que esto no paso, ni siquiera en parte y solo es un fragmento del sarcasmo que me rige.

20070307


La psiquiatría es una rama de la amistad


El ojo ciclope de la motocicleta distingue el frente del camino sin atreverse a terminar de recorrerlo por más velocidad que tome al acelerar, voy llegando siempre y lo veo adelante sin terminar de llegar, es el lugar ideal para una inmolación. La noche empieza a caer cuando ¿qué otra cosa me queda sino viajar sin ton y esperar el final del cansancio? son las únicas crónicas del atajo de un probador de aromas recorriendo caminos con la soledad de la fragancia mientras trata de clarear su mente y nariz antes de que se evaporen sus recuerdos en lo entristecido de los atardeceres en el camino, mientras pasa a la orilla de precipicios y barrancas en que los puede esconder perfectamente. Antes que se pierda la memoria de las ansias que recorrían su cuerpo sudando para rehacer el perfume que se quedo a medias atropellado por el viento.

-Escúchame- dijo Celeste, apoyada sobre el asiento con sus manos, tan dulce, tan bella y en el frío del lugar junto a mí espalda, esperando el sol, estaba de vacaciones entonces y aun no terminaba de despertar. –Lo sé, no es fácil- Había olvidado abrir los ojos, sintió vértigo mientras se dejaba caer en mi dorso, y solo abrió la conversación diciéndome que lo había estado pensando con los ojos trabajando en litros por día para extrañar la crueldad de ser. Bien sabía que cuando pierdes el miedo todo es posible – Debes aclarar que lo nuestro no fue-.

En algún momento paramos para descansar y crear vínculos con el amanecer, nos paramos a la orilla y parecían horas los minutos desentumeciéndonos, Celeste se froto los ojos llenos de polvo del camino y nos quedamos mirando, ella y yo solos. Nos quedamos queriéndonos, primero las manos, después el pelo y el rostro para encarrilarnos así en la luz, tan extraños e irreales. La alternativa se acercaba atropelladamente desvestida de blanco y sin frío como una nube. Desde el amanecer, cinco, seis veces intentaron sacarme del camino, al fin no los acompañé y terminaron desistiendo, se concentraron en la retaguardia que tú protegías, no me invitaron y el descomedido fue todo mío.

¿Seré yo?, yo soy el viento que te acompaña y va siempre delante sin apocarse. Recuerdo cuando antes contabas algo gracioso y pasabas de la risa al llanto como si nada en una ansiedad que me angustiaba. El cómo tus ojos se llenaban de lágrimas para dejar entrever que algo te hacía gracia y lo disfrutabas riendo… y al final llorando sobre mi espinazo. Lleva ya como diez minutos esperándote a decir algo, supongo que sabes algo porque antes de que te acercaras a mi oído ya sabía que venías. ¿Estás listo? Déjate sorprender, solo tienes cinco minutos para evitar que te desahucie y ya te queda poco de esperanza.

Eso ya prescribió, aceleré hoy y ya no estabas, escuché solo mis latidos afectados por el frío y resulta que soy un solitario empedernido disfrutando de los colores que pasan rozándome el rostro mientras avanzo. Todo pudo haber sido causa de la casualidad, pero una vez que salen de los labios ya no te pertenecen tus palabras, comienzan a acabarse sin su eco, de adentro hacia afuera, pierdes identidad y te quedas seco, la profunda desdicha se ha convertido en simple infelicidad al pasar por tus manos con la velocidad del viento con que alcanzas en la carretera mientras se desase en los incognitos placeres que solo se obtienen encima de un motor con ruedas cuando entiendes porqué siempre escoges el camino más largo.

Bueno, si pasamos en la vida circulando y en una carretera tan bonita, pues ¿A quién le importa el gozo intelectual con esta indolencia súpita que no se va? Como el viento en la cara, siempre lo tenemos delante y nunca lo rebasamos, ¿Cómo lo apocas a una simple inhalación mientras las tardes se acaban en noches? ¿Indisciplinado el viento? ¿Tormentoso el mar? Y el tiempo se acaba mientras no encontramos una margen segura.

¡Qué buen papel tengo, buscarte sin saber donde estoy yo! Extravagante, peculiar, exótico, excéntrico, ¡Bueno quien no tiene algo que lo haga diferente de los demás!
Al final nosotros somos unos extraños a nosotros mismos. ¿Qué más irreal y sufrimiento que nuestra realidad diaria? Lo que pasa es que pocos lo sabemos plasmar en una obra que perdure y nunca te pedí nada, al contrario te rogué hacer tu voluntad con discreción sin claudicar ni siquiera de tus errores.



Lapsos de un sol
Desentumeciéndonos
En la autopista

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