20061222


Voy de paso transitando entre emociones y alaridos con todos mis yos, veo como la vida me lleva envuelto entre sus patas sin saber a ciencia cierta en que creo ni a quien respeto y sin embargo me veo satisfecho en ella. Siento que estoy vivo y el sobrevivir me está pelando como a una fruta madura.
A final de cuentas; mi vida es un conflicto crónico ¿Y quién no desea existir en una vida más emocionante?



F E L I C I D A D E S

20061218

Mira y sonríe

Ella sospechaba que yo me dedicaba al ocio de no tener edad… y no; era solamente adicto a la buena fortuna, impune a lo que pudiera suceder y solo me dedicaba a recorrer mis propios pasos religiosamente, una y otra vez todos los días. Hasta que sucedió; la dosis diaria se convirtió en el veneno en que todo en demasía parece hacer daño. Estamos encadenados a lo que no queremos hacer.
Ahora recuerdo cómo me gustaban sus ojos, tan pequeños y tan brillantes, como si estuvieran llorando y viéndome al mismo tiempo, como cerraduras que no tienen llave y dejan escapar algo de luz cuando en la noche adivinan su luminosidad interna. Ahora imagino que soñaban despiertos y por eso no se dejaban ver completos, eran como el mustio corredor que llevaba a su cuarto, al lánguido camino que no se deja recorrer de día, y que en la noche se volvió aventura para mis adrenalinas de adolescente. Entraba yo a su cama como quien rompe el ultimo sello del purgatorio y toda ella era la mar, tan llena de luz y agua, tan de repente desnuda frente al espejo, observándome de reojo en sus perspicacias.
Cuando salía de ahí, todo era como un muro que detenía la playa donde dejaba siempre mis ojos llenos de estrellas y noches, que solo adivinaba en la ventana cerrada en que a duras penas se distinguía el ruido del mar a lo lejos, las olas imperturbables una tras otra. Mientras, me envejecía rejuveneciéndome en su simplicidad para hacerme hombre de repente. Y siempre para verle otra vez, una y otra vez volverme a conocer en sus ojos y en el golpeteo acompasado y constante de mi cuerpo contra su playa.
Nunca me dijo nada de lo niño que era, quizás pensaba que regañarme hubiera sido inútil en la novatada en que aprendía de ella, en ella y como se traicionaba por enseñarme en el mito de esa, su mirada que aún no resuelvo. Ser un fisgón a su lado era algo tan fácil como dejarme caer en la cama para observarle cuando ¿Quién quería ventanas?, ni ventanas, ni cielos azules, ni vientos azules en las tardes en que solo deseaba emborracharme de ella toda la noche y dejar que me peinara antes de dejarme salir con su último beso... casi maternal y sus labios húmedos susurrándome - No hagas ningún ruido, y ¡no regreses por favor! -
Suave al viento
La luna de octubre
Llena de lapsos

20061212

Domingo


Era domingo en misa cuando la piernuda me andaba alcanzando, y yo que no me iba a dejar, aunque en el fondo bien que me gustaba la chaparrita. Me salí por la puerta de la sacristía que da al panteón sin darle chance a que me viera, pasé echando escupitajos y santiguándome entre las tumbas para espantar a los muertos y curarme en salud. No estaba como para dejarme alcanzar ni para agarrar un mal viento, desde siempre nunca me gustó ir solo al camposanto!

Supongo que hice todo lo posible para evitar que me alcanzaran las dos, de Rosa me pude escapar fácil, pero de la sal del mal viento en el panteón, pues ni como, ni para donde correr, ni donde esconderse. Me fui caminando y nada más vi como se me trataba de esconder masticando su rabia entre las columnas del portal, ahí agazapada la mala suerte, esperando que alguien pasara para dejarle caer su maldición pintada del color de la noche y rapidita para la maledicencia, la libré en el panteón pero aquí me la encontré de frente. Bueno al fin a ella ya no le podía regresar nada, ya me tenía marcado y bien escondido entre sus costillas estaba su alma toda fría en que le botaba todo.

El pozo del agua en la huerta se sentía más profundo, y aunque había llovido mucho, el agua no estaba buena, se sentía malograda. Te asomabas y sentías como que te llamaba alguien, pero solo era el eco de tu propia respiración en los reflejos de los círculos que se formaban en el fondo, sacando un poco de agua para limpiarte la vergüenza y lo de junto, con ese sentimiento de repetición que no te deja quedar limpio, que se esfuma cuando estas igual de mugroso y con el mal olor del agua. Ahora ya lo sé… abajo estaba el muerto.

Más tarde, oí como los perros aullaban; había salido rumbo al jagüey y llegué todo puerco del polvo del día, buscando meterme a refrescar entre sus aguas y cuando sentí frio, pues me salí y empecé a buscar el sol entre los árboles para dejarme consentir por ese calorcito en que deje las patas al aire para que se secara el pantalón. Ahí fue cuando sentí como me miraba entretenida, como quien no tiene que hacer sino dejar que las cosas pasen en la añoranza, jalando el aire despacito para no delatarse, pero aún así sentí como me robaba el suspiro, como un beso frío en que contuve la respiración, pero fue inútil, no pasó nada pues que iba a ser, ya estaba bien muerto. Algo me deslumbró, era como un reflejo del agua entre mis ojos por siempre abiertos, y sentí como me rompía todito mientras algo se me desgarró por dentro y pa siempre. El cielo sin nubes se llenó de flamas y ya nada volvió a ser igual desde ese día en que me quedé aquí, esperando a los susurros del viento del amanecer y que Rosa venga de mañana al jagüey para extrañarle sus piernas el resto del día.

20061201

'Annuntio vobis gaudium magnum Habemus Papam'

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