20060728

Las mañanas de sol, así son: Ratos de nostalgia que se deslavan en caminatas desanimadas que empiezan tarde y terminan asoleadas en la escalinata de la plaza principal, la sombra de las torres poco a poco te envuelve, te invitan a caminar con el sol y hacia la cafetería y el sol que no te termina de despertar inconsolablemente gratuito
Permaneció sentada en los escalones de la iglesia, decolorada, ya tenía mucho tiempo abandonada al sol que quemaba, pero parecía no importarle, había visto que no tenía fuerzas para seguir ahí. Sin apurarse se levantó, claro había que mantener el orden y el decoro en su vida, no había dormido y apenas tuvo ganas para mirarme, me preparo para lo inevitable, sentí que era ella en su esencia la que estaba ahí, como dejándose ver a su interior cansado, agotado de seguir en lo mismo, evocando todo lo que era ella, al final ya nada la nombra y yo, aun sigo siendo el mismo.

Siempre se alegra cuando la soledad la alcanza, ya sabe que no es hacer el amor lo que la excita… es el con quien. Llega a la cafetería y pide un bocadillo, la atiende un mesero joven, voltea a ordenarle y se queda viéndose ella mismo en un espejo que se mueve al viento mientras cuelga:
-Ya no puedo, la muerte no es envejecer, es ser olvidado, ¿Quedó algo pendiente?
Como pretender que esa imagen inestable se abriera paso al cielo, si no habíamos pecado primero y eso si, estuvimos a punto de morir al limbo en el pleamar de ese mes
Lo que paso, pues, ahí se quedo, no me podía querer a mí sin mí.

20060727

Mientras Lourdes caminaba ensimismada esa tarde, volteaba la mirada de vez en vez hacia atrás y pensaba que todo era maravilloso, pero, empezó a sentir esa sensación de angustia que la alcanzaba, igual que aquella primera vez, cuando nos conocimos, igual que hoy, subiendo aquel viejo camino al fuerte abandonado que ahora ya no guardaba nada, como aquella vez, esta, que tampoco la ayudo a defenderse de nada. Se apuró y siguió caminando como siempre lo hacía y sintiendo como su respiración se aceleraba:

- ¡Manuel! Yo siempre sospeché que lo sabías, pero nunca imaginé el manojo de mañas que eres- Me dijo, mientras simulaba autoridad en sus palabras
+ Supongo que es difícil tener ánimos cuando todo parece estar en tu contra- Le dije, mientras me quedaba mirando su blusa blanca con el pequeño prendedor que acostumbraba usar siempre que me quería complacer (Yo se lo regalé).
- No me digas eso- Masculló, frunció el seño y empezó a caminar más rápido, con rumbo a la arboleda, sus piernas encantadoramente largas se pusieron en movimiento con esa confianza premeditadamente estudiada suya, mientras, se acomodaba el pelo que caía sobre sus hombros graciosamente y daba grandes bocanadas del viento que tenía de frente como queriendo jadear.
+ Dilo otra vez, hay tantas cosas que te traen recuerdos y no hablarlas, simple y sencillamente, te va a llenar la mente de paja-
- Alguna vez me lo he planteado, pero sólo es un “deja vu”, como una contradicción que sé, no puedo arreglar… Realmente fui feliz con la sensación de ser feliz, con esta tranquilidad de no saber lo que quieres, vuelven a mí las salidas en las tardes de verano a pasear en la motocicleta, las cenas fantásticas con el sexo a escondidas y como nos sentíamos dueños de la noche-
+ ¿Y sientes que nada lo substituyó?-
-Las vueltas que da la vida, ¡Yo pensé que me querías! Hay que recocer que lo haces muy bien-
+ Pues ya no lo se, acuérdate de estar alegre el resto de la tarde, vamos a preocuparnos por disfrutar lo que tenemos y después nos apuramos por lo que nos falta- Hice una pausa y le pregunté que si pensaba que la vida era difícil, tan difícil como para no inquietarse por el mañana.

¿Cuando tienes todo lo que necesitas para ser feliz sin angustiarte demasiado?
- Por favor- me dijo, mientras ya no pensaba que ella sintiera lo que decía y se quedaba meditabunda cavilando que había necesidades que no podría cubrir, así estábamos cuando levantó la vista para saludar a la gente que bajaba mientras caminábamos, mirando las nubes pasar encontrándose las copas de los árboles, sacó un cigarro de su bolsa y se sentó en una banca a disfrutarlo a grandes bocanadas, eso, ya sabía yo que era la señal de que quería platicar, algo me iba a decir qué tenía importancia para ella. Había horas en que parecía dedicarse a los demás, pero pocas veces se daba tiempo para sí misma y menos fumando, cosa que a final de cuentas odiaba y sólo dejaba para estos momentos.
+ No podemos pedirle ambos al tiempo que nos perdone y dejar las cosas por terminar, a final de cuentas tú fuiste la que me pedías que te respetara tu espacio-
- ¡Al diablo!- Se dijo casi para sí misma mientras se limpiaba las lágrimas de los ojos, sentía los latidos de su corazón y una sensación de hambre que la desconcertó.
+ Es agradable estar contigo, podría decir que eres perfecta-
- ¡Veme a los ojos!- Me dijo mientras pensaba quien era yo y que contestarme
+ ¿Acaso estas enojada contigo misma? O sólo es una angustia que flota en el ambiente como perfume pegajoso la que te molesta-

No era una opción para mi, pero Lourdes decidió regresar, mientras caminábamos, volteaba persistentemente a buscar nuestras huellas en el sendero… no encontró más que las suyas y sintió su voz hueca, se dio cuenta en ese momento de que estaba sola, se paró, buscó por todos lados, estaba sola, empezó a oír su propia respiración, entrecortada por el miedo y sintió como le temblaban las piernas mientras volteaba para todos lados, poco a poco respiro profundamente y encontró valor para regresar a la ciudad, mientras sentía que las ramas de los árboles la apabullaban, pero ya no fue capaz de voltear la mirada otra vez hacia atrás, apuró el paso y terminó corriendo, como huyendo del ruido de sus propios pasos hasta encontrar la seguridad de su casa, llegó y se desnudó, aventaba la ropa como deshaciéndose de sus problemas, entró al baño y lo cerró con seguro para meterse, ya más tranquila, abajo del chorro de agua caliente.

La idea de verse así, no estaba en sus planes pero se sentía débil para reconocerlo, estaba sola, muy sola con su angustia y ni siquiera sabía cual era su miedo, su soliloquio se limitó a preguntarse por su seguridad mientras se frotaba el cuerpo caliente, el jabón se llevaba sus angustias… por lo menos temporalmente.


Neurosis de angustia

20060725

Ya ni me acordaba de lo que era ese papel doblado en mí cartera, mientras lo abría, sentí como una válvula de escape abierta a tope y silbando, como la vista de un tragaluz que mira hacia el cielo, ahí donde todo es irreal y podemos observar hacia arriba nuestros problemas, como nimiedades que se quedan en un sarcasmo que se revierte volando entre las nubes. Volví a leer detalladamente el pequeño papel y todo me quedó claro, respiré lento y te traje a mi otra vez.

No todos los muertos apestan con los días, algunos se quedan como una anotación sin importancia, en un lugar entre líneas imaginarias, cercanos y casi vivos, como para acordarte y revivirlos después, para resurgir como el fruto de la ausencia que me forzó casi a relegarte a un papel en mí cartera con una anotación que cada vez perdía más sentido.

Aquel día anochecí cansado de lidiar y me aburrí de tratar de conocerte, todo quedó en un pequeño escrito con una anotación como para no olvidar, debí de haber dibujado tus formas en el mismo para que la referencia fuera más fuerte, con un lápiz verde para recordar tus ojos, y lo lisito de tu piel, que sólo había sentido momentáneamente cuando te sentaste junto a mí y me volvías loco.

No creo que hubieras llegado a mí de casualidad pues todo parecía muy ensayado, al principio me sentía bien con lo dulce de tu voz como recriminando despacio y casi sin sentirlo, mí ausencia, nadie parecía prestarnos atención, claro que era un lugar sin puertas y el frío era apenas soportable, pero yo me sentía en un lugar lejano, distante.

-¿Qué quieres hacer?
-¿Qué crees tú?
No fueron necesarias más palabras, acaso sólo era una advertencia que presagiaba toda la tormenta que burbujeaba en tu interior, para empezar con las confesiones y terminar con las mentiras que poco a poco nos unieron y terminaron por separarnos, al fin ya imaginas como me enoja como manejas mí voluntad, como quieres manejar la vida y que todo gire a tu alrededor.

Cuando alcancé la mitad del camino tú ya estabas desesperada
-Te deseo mucho
Pero uno no elige los momentos, ni es razonable, solo fue un sexo jadeante, rápido y casi sin sentido del que recuerdo la humedad y como se resbalaban mis yemas entre tu piel suave, tus ojos grandes, abiertos y pidiendo más, no hubo después y todo lo quedó fue el papel con un número de un teléfono que no contesta, el incontenible tráfico de deseos y recuerdos en mí mente, siempre tratando de recordar tu nombre.

20060721

Ahí estabas, en una fotografía, Ximena, una mala toma hecha a propósito, que sólo enseñaba un tercio de rostro y los mechones al viento de lo que ¿Es? tu cabellera, en la pantalla sólo se adivinaban tu edad y no era el espejo en que te quería ver junto a mi, me había sentado con el teclado cuando de repente me veía flotando junto a ti, o quizá sólo nos rozamos, o sólo nos conocíamos en la sensación calida de tener algo real junto a ti, cuando en verdad, no sabes que está muriendo dentro de ti.

Todo este escrito está sobre la piel de un muerto, que ausente se vuelve el amante enfermizo que se quedan plasmado con modorra en las páginas de escritos que son vivencias anómalas, que prefiero no analizar en la vida alterna en que me sumerjo mientras pasan junto a mí imágenes en que no quiero examinarme, y se van diluyendo en escritos que idealizan recuerdos en proyecciones y fantasías en que parte es memoria, parte experiencia o espejismos, pero todo puede haber sido real.

Aun estaba esperando mí mente una interrupción para volver a empezar, para tener un pretexto para retroceder e idealizarte, volverte más intangible e incorpórea cada vez, pero no, sólo me dio tiempo de tomar mis llaves, bajé y recordé que no tenía donde verte, ahí me acordé que no sabía a ciencia cierta como eras. Si la cita era en un café, ¿Cómo saber en cual café?, En el calido y amigable de la esquina de mí casa o en el cyber y por la red en el que me platicabas que escribías por ratos, o en cualquier otro que no viene al caso.

Y si llegaba yo antes que tú ¿Cómo sabrías quien y como soy? ¿Me hablarías o sólo pasarías de largo? Caminaba solo, con la mente colgada a las imágenes de los aparadores en que me reflejaba a veces y volteando de reojo, me veía acompañado por alguien más que mí sombra, tú, con unos pantalones horribles que escondían tus piernas largas, ¿O no tenías?, no alcanzaban a tocar el suelo, mientras te apoyabas de mí brazo y flotabas ahí fluida entre mis dedos.

Te vi, toda, volátil y etérea, sobrehumana y sublime. El reloj transcurrió y pasó poco a poco los limites de mí calle se normalizan y empieza a tomar sentido a donde voy.

Nadie me escuchaba tararear esa canción que tenía pegada entre mis labios desde que me levanté, y procedí a recomponerla como siempre lo hago, la reinventé hasta que perdió sentido y se convirtió en un diálogo interno en el que te cuestionaba dentro de mí mente, pues fuera de ella, llegue a la conclusión de que no existes, eres una secuencia de letras en una mente ávida de experiencias que esperan la noche para ser reales.

¿Que tan seguro es amarte?, ¡Es muy seguro! no quedan resquicios para adivinar, ¿O si? La primera vez, tal vez, ahora es costumbre ver fotos en las tardes, ahora que mi tiempo es otro y las noches son desiertas.

20060715

Éramos un dos de nadie ¿Qué es la compasión sin tantito odio?, probablemente solo cariño haciendo énfasis en no querer ser algo mas que una patética sonrisa de gracias. Ahí, después de un largo mutis, se dejo caer en silencio sobre sus prejuicios para descubrirse agónica, claramente estaba en su fase afásica, en la que no es buena para quererla, pero si para ambicionarla. Esa belleza tenue de lo inalcanzable, su sonrisa del momento que no se deja descubrir y lo que más me impresiona es lo tétrica que puede ser esa ausencia aséptica y depurada que me gusta tanto, ese gusto amargo que tengo por la ponzoña y sus aletargamientos previos a tenerla antes de transgredir mi alma. Nadie, nadie en el mundo está tan dispuesto como yo.

20060713

Tengo una asidua (porque no encuentro otra palabra) que le tiene miedo a morir, y no es por desaparecer, es porque no se atreve a imaginar la simultaneidad de dejar su cuerpo sin dejar de ser ella. Está muy contenta consigo misma, coincide con todos sus puntos de vista y la halaga tenerse de compañía en este lugar. Sin embargo, sabe que ella está aquí pero vive su alma en otro lugar. Aquí tiene el sexo, las experiencias compartidas conmigo y en otro lugar, como por arte de magia, descansa su mente y alma cuando se sorprende ella misma en un ensimismamiento que la asusta, entonces sabe que ella, ella misma es la que existe.
El miedo es descubrir donde quedara su sexo cuando muera, si es ella misma allá ¿Cómo sentirse una conmigo cuando sucumba a otra existencia? ¿Dónde quedara el amor tan incompleto que llevamos?
Se confiesa incapaz de entregarse porque no lo sabe, ni siquiera está de acuerdo con que el amor sea algo más que unir dos cuerpos complementados en uno, sudando copiosamente, y se pregunta sin haber terminado ninguno de los dos:
-Si somos dos en uno solo ¿En la muerte te voy a tener alrededor mío todo el tiempo? , ¿Qué tan eterna será la otra vida?
Es como una fobia por entregarse y atreverse a ser ella mismo conmigo, porque la asusto, la pongo nerviosa cuando le leo el pensamiento y se en que piensa y porqué.
De repente le llega una melodía que le provoca ponerse a tararear bajito y dejarse llevar por la música
-Está música me lleva al pasado, ¿O al futuro?
Y no sabe si las vibraciones de esa armonía la empiezan a transportar a otro lado que de lejano… lo lleva dentro, muy dentro.
Y así, discrepa consigo misma si esta aquí o vive allá y solo se siente prestada en esta vida tan llena de aciertos y desconciertos para prepararse a dejar de ser nosotros… una palabra que nunca terminó de asimilar.
A final de cuentas para ella, decir adiós, pues, no es morir un poco, es terminar de crecer, es un sueño eterno donde solo ella importa y solo existe lo que ella misma se inventa.

20060706

Solo son ganas de deshacerme lentamente frente a ella, el sexo es una manera perfecta para dejarme llevar y es la razón para el amor carnal que tanto finiquita en palabras cuando termina el quehacer. Las voces a la nada, sublime música en hallazgo de fantasías que se dejan caer sobre mis oídos, en mi piel y se escurren entre mis dedos. Y es justo esa vibración la que rompe el cristal que guarda tus deseos, mis caricias armoniosas con tu música empalagosa, como caricias de tarde en la playa. El lamento que se deja caer en el silencio rastrero de los besos sabor mandarina mientras todo el día pienso en una frase que se hace grande, como burbuja que crece hasta que explota efímera y no queda nada, nada, solo esta soledad leal a mi silencio. Ya te estoy echando de menos y aún te tengo a la vista. ¿Quién manda? Yo con mis miserias para solamente conquistarte o tu majestuosa mujer que me dejas acceder a tu médula entre las visiones en que entrevero un ser magnifico sin atreverme a entregarme.

20060705

¿Ingenuidad candorosa? ¿La osada imprudencia de la ignorancia? O es otra la palabra la que me califica…. Coglioni, esa que tanto te gustaba usar. En una casa de más de cien años en el frío del invierno, llena de aromas, se encuentra tu cuerpo junto al olor del pan recién hecho, el de la tierra mojada en la huerta y las flores del pasillo, tu alma vive en un departamento de solo cuarenta metros y ni siquiera un kilómetro de distancia, en el que ni siquiera encierra una cama matrimonial, y solo lo iluminan tus ojos acerados y esa sonrisa de vez en mes. Pero aun así no es un lugar tan terrible, quizás un poco cruel y aséptico, pero el mundo es cruel, la vida es cruel y tú en si eres inficionadamente atroz con mis sufrimientos y te mueves para infectarme y hacerme daño ferozmente.

Es inútil evitar tu castigo, está en tu naturaleza hacerme sufrir, lo sabes y lo disfrutas. Simplemente estás en el momento justo y con el poder suficiente para dejar caer el peso de tu cuerpo sobre mí. Yo que soy masoquista, me gusta sufrir y me ufano, termino por disfrutar el cuchitril en que me posees, ¿O te poseo? ¡Bueno tú me tienes y yo te poseo! Y eso me retroalimenta para seguir esperando tus entregas mensuales.

Mi último deseo es dejar la pequeña guarida y dejarme caer en el llano eterno de tu piel, para recorrerla de arriba abajo, sin disimular mi sed por la leche del centro de tu cuerpo, y estar como vivo, deslumbrado por tus ojos grises en la ventaja de no morirme.

-¿Aun quieres hacerlo?
-No lo sé
Te respondí, mientras, miraba tu falda plisada, con esa inextinguible mirada que extrañaba de tu sensualidad todo lo hoy oculto, entre los pliegues de la tela y lo tan bruscamente olvidado al miedo. Nunca me gusto la navidad y sus regalos, pero estas fiestas fueron diferentes.

20060701

-¿Aun quieres hacerlo?
-No lo sé
Le respondí mientras miraba su falda, con esa inextinguible mirada que extrañaba de su sensualidad todo lo hoy oculto, entre los pliegues de la tela y lo tan bruscamente olvidado. Nunca me gusto la navidad y sus regalos, pero estas fiestas fueron diferentes.

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